El infierno turco se interpone entre España y la gran final

En el partido de las emociones, como le gusta a Lucas Mondelo calificar los cuartos de final, España pudo controlarlas y cuatro años después, volverá a jugar las semifinales en un Mundial. La Selección arrancó mejor que en otras ocasiones y, en el primer cuarto, ya estaba dos pasitos por delante en esa carrera hacia las medallas (20-9). Los tiros imprevisibles de China los que avisaba Mondelo en la previa no entraban —sólo 3 de 14 en esos primeros diez minutos y 6 de 28 al descanso— y, en cambio, España aprovechaba su mayor calidad, que no centímetros, en la pintura. Sancho Lyttle se gustaba: jugaba al pick & roll, se creaba sus propios tiros a media distancia e imprimía toda su intensidad en defensa (3 robos en ese primer cuarto, 5 al descanso).

La entrada de Silvia Domínguez y Anna Cruz, el antídoto anti-atascos ofensivos de Mondelo, no funcionó tan bien como otras veces, pero la Selección seguía bien atrás y sólo permitió 13 puntos de China en los primeros 18 minutos. España dominaba el rebote (29 por 19 y Laura Nicholls con 9 capturas), mientras que Alba Torrrens se resarcía de algunos tiros que escupía el aro y ponía el +20 a favor de España (33-13, min. 19) en su mejor partido en el Mundial (17 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias).

En el tercer asalto continuó la exhibición de Lyttle (22 de los 49 primeros puntos de España fueron suyos) y la Selección dio otro paso, casi definitivo, hacia las semifinales: 52-23 tras un triple sobre la bocina de Silvia Domínguez. Pero, con las menos habituales en pista, China recortó diferencias y bajó la renta a 21 puntos (56-35)… y a 14 (69-55) en el minuto final que terminó con un tirito a media distancia de Luci Pascua y con sonrisas en el banquillo español. España vuelve a unas semifinales mundialistas, pero con Estados Unidos por el otro lado del cuadro. El rival será Turquía (18:00, TDP), que le remontó diez puntos a Serbia, y ganó in extremis por 62-61.