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EEUU 86 - MÉXICO 63

Cuenta atrás para Estados Unidos

Stephen Curry encuentra su mejor nivel y dirige a una EE UU irresistible que barrió a México. Subida de intensidad justo cuando ya se avista la lucha por las medallas.
Juego amistos, Irlanda vs USA

Actualizado a
Cuenta atrás para Estados Unidos

A Estados Unidos le inspiró llegar a Barcelona, ciudad que va íntimamente ligada a su leyenda porque fue afortunada anfitriona del Dream Team de 1992. Como el Palacio de la Música o la Sagrada Familia para el arte, aquel equipo supone una presencia inefable, una matriz de grandeza que va unida a la ciudad cuando se habla de deporte. En ella compitieron con la misma camiseta Magic, Jordan, Bird y los demás. Un equipo en el que era entrenador asistente Mike Krzyzewski, que recordó casi en carne viva los buenos tiempos. “Si te gusta el baloncesto sabes lo que significa jugar en Barcelona…” había reafirmado Derrick Rose.

Los buenos tiempos: cuando jugó el Dream Team, Anthony Davis y Kyrie Irving tenían menos de un año, Andre Drummond ni había nacido y James Harden, uno de los expertos del equipo, tenía tres. Después vinieron vacas flacas y finalmente, hace una década, este proyecto de redención (Redeem Team) conducido por un Krzyzewski que sabe que nada es lo mismo que hace veintidós años. Y lo que menos, los rivales. Pero bajo su mando Estados Unidos no pierde en partido oficial desde el Mundial de 2006 y tiene un balance de 68-1, lleva 59 victorias seguidas y 16 sin fallo en Mundiales, algo que no ha conseguido nadie más. Así que estos no son aquellos tiempos, ni siquiera los recientes de los transatlánticos de Pekín o Londres, pero desde luego no son malos tiempos para un Coach K que vio cómo su equipo subió el nivel en su primer duelo de cruce con respecto a la fase de grupos. Por la inspiración evocadora de Barcelona pero sobre todo porque el oro está cada vez más cerca. Ahora a tres partidos, en la cuenta atrás: 3, 2, 1…

Estados Unidos sigue una meticulosa puesta a punto que está destinada a llegar a Madrid, última parada del viaje, en perfecto estado de revista. Se lleva mirando de reojo con España desde la fase de preparación y ya están las dos selecciones un poco más cerca. Primero de Granada a Bilbao, ahora de Barcelona a Madrid con el Palacio de Deportes como punto de colisión, la Normandía 2014 para un equipo que demolió a México con tramos excelentes, concentración desde el inicio y una mayor atención a esos detalles que no lo son tanto y que obsesionan a un Coach K que sabe lo que se acerca por el otro lado del cuadro: paciencia, concentración, intensidad y circulación contra esas malditas defensas en zona de este lado del Atlántico. México, en un duelo norteamericano inclinado desde el inicio (13-2, minuto 4), fue un sparring adecuado porque intercambió defensas y se apoyó en un muy buen pívot. Eso sí, perdió demasiados balones, concedió muchas transiciones rápidas y acabó agotando a un Ayón que para anotar 25 puntos necesitó 19 tiros y casi 37 minutos en pista.

Stephen Curry inicia el tiroteo

Una de las claves para ganar a Estados Unidos, es un secreto a voces, pasa por encajonarles en juego masticado en estático y obligarles a tirar por fuera. En Bilbao su lanzamiento exterior fue demasiado racheado pero esta vez quedó claro que tampoco es precisamente una garantía permitir una lluvia de triples de Harden, Thompson o Stephen Curry, un jugador maravilloso que ha anotado en las dos últimas temporadas NBA 533 triples lanzando por encima del 42%: lo nunca visto. Curry, de menos a más en la primera fase explotó con un 6/9 (20 puntos) que incluyó un tramo delicioso nada más salir del descanso que reventó el partido y lo puso en ruta hacia una paliza descomunal que México maquilló en los minutos de la basura: 75-38 en el minuto 35 con lo que era por entonces un 11/20 en triples que acabó en 13/29. Si los exteriores encuentran posiciones y entran en estado de confianza, Estados Unidos da el salto definitivo al hiperespacio.

Porque quien quiera ganarles ocho años y un puñado de días después sabe que casi todo pasa porque jugadores como Irving, esta vez flojo, Curry, Harden o Klay Thompson no se parezcan a su versión NBA. México no lo consiguió aunque dio la cara más o menos como pudo, con su equipo corajudo, su estilo abierto y una pareja de outsiders NBA que no puede ganar a grandes estrellas NBA: ni Ayón ni Jorge Gutiérrez pasaron de 16 minutos o 4 puntos de media en la última temporada de la gran liga. Su Mundial terminó aplastado por la lógica pero con el mérito del regreso al primer mundo del baloncesto y el adorno de la clasificación.

A Estados Unidos le queda seguir: jugar, prepararse, entender las circunstancias de un campeonato que para ellos estará resumido en un par de partidos, quizá solo uno a la vista de un cuadro en el que parece muy difícil que se encuentren con un reto que les exprima hacia su máximo nivel. La mejora progresiva de los exteriores, con Rose como excepción (0/5, tres pérdidas), hizo que no fueran necesarias heroicidades de Faried y Davis, a los que dio un excelente relevo Cousins, esa montaña llena de talento que será fundamental si aparecen al final del camino Brasil o… claro, España. Así están escritas las coordenadas de un campeonato que para Estados Unidos, es un lujo pero también una responsabilidad, apenas está echando a andar.