GRUPO B | ARGENTINA 85 - FILIPINAS 81
Mata y Scola acaban con todas las esperanzas filipinas
El ex del Sevilla (17 puntos) y el de los Indiana Pacers (19) condujeron a la albiceleste a su segunda victoria del torneo. Sólo un milagro mantendría a los asiáticos en el Mundial.
Argentina sufrió una barbaridad para conseguir su segunda victoria en la Copa del Mundo ante una selección de Filipinas (85-81) que, a pesar de su juego atractivo, rápido y divertido, está a un paso de decir adiós de forma matemática al torneo. Los jugadores asiáticos lo dieron todo y tuvieron en su mano dar una gran sorpresa, pero la mala suerte y la innegable calidad de Scola y Marcos Mata impidieron su primer triunfo.
Y eso que el inicio de partido fue una fiesta para Filipinas. Sin Blatche en el campo durante casi todo el primer y segundo cuarto por faltas, los hombres de Chot Reyes llegaron a dominar por 10 puntos (12-2 a 6:50 del primer cuarto) a través de ataques rápidos tanto en el movimiento como en el pase. Sólo el nuevo jugador del Real Madrid, Facundo Campazzo, tenía el ritmo suficiente para hacer daño a una defensa asiática, que disfrutaba con la ofensiva estática albiceleste y la escasa velocidad de los sudamericanos para poder repeler las acometidas rápidas y virtuosas de Filipinas.
Pero todo acción tiene una reacción. Y tratar de ridiculizar a un gigante del baloncesto como es Argentina tiene su precio: dos parciales (+13, en el segundo cuarto y +10, en el tercer) gracias a la violencia desde el triple de los de Julio Lamas, dejando al margen el mal partido de Gutiérrez. Marcos Mata fue el más acertado desde que pisó la cancha (5/7 en el triple) y se puso al servicio de Scola (19 puntos) para dar la sensación de partido finiquitado.
En los cuatro mundiales que ha disputado, el ala-pívot lleva 525 tantos, lo que le ha llevado a entrar en el top-5 de máximos anotadores en la historia de la competición, superando a José "Piculín" Ortiz. Por delante ya sólo quedan Oscar Schmidt (Brasil - 872), Andrew Gaze (Australia - 594), Drazen Dalipagic (Yugoslavia - 563) y Marcel De Souza (Brasil - 551).
Aunque la selección filipina no daba su brazo a torcer. El poder de Blatche (cuando pudo desligarse de la buenísima defensa de Nocioni sobre él, una jugador rocoso cuyas habilidades atrás darán mucho al Madrid), la habilidad de Ocampo y Norwood y, sobre todo, la puntería de Alapag desde el perímetro (5 triples en 10 minutos) llevaron el encuentro a un apretado 82-81 a falta de dos minutos, pero tres tiros libres de Nocioni y un tapón suyo sobre el intento de triple de William acabaron con las oportunidades de una Filipinas que no puede ni debe acabar esta competición sin al menos una victoria. Se lo merecen.