La Selección española recupera al mejor Serge Ibaka

Desde su ático, España se dio un paseo por las nubes ante Egipto, los faraones sin pirámides. Y al mismo tiempo que EE UU sufría su primera prueba de estrategia ante la zona de Turquía, la Selección volaba sobre estos pequeños faraones, o también campesinos fellahs: que de todo hay en Egipto. Desde un 2-2 de salida, un explosivo 17-0 selló la suerte de la noche cuando sólo se cruzaba el minuto siete. Y tras el 42-24 del intermedio, otra riada en 9-0 inundó definitivamente la llanura zonal egipcia a través de un torrente de transiciones al galope: 51-24 en el minuto 22, de paso para el 91-54 final. Sin freno, España era un mar rojo que descargaba su furia sobre los subcampeones de África, carentes del menor dique.

Pero en una competición agitada donde se juega cada 24 horas, todos los días pueden pasar cosas raras. No hay dos jornadas ni dos rivales iguales. Y, como sostiene el brasileño Varejao, “todo el mundo es batible”. Esta vez, a España le tocó fondear en el oasis egipcio, donde recuperó a placer a gente importante, el showman Serge Ibaka y el sólido referente que es Felipe Reyes. Hoy será previsible esperar otros toboganes o aventuras ante el Brasil de los tres pívots de la NBA: 2,11 de promedio entre el propio Varejao, Nené Hilario y Tiago Splitter.

Con los rascacielos brasileños a la vista, el regreso consistente de Ibaka (18 puntos, incluido un triple, ocho rebotes, el hombre más valorado del partido) y el propio Reyes fue lo mejor que pudo ofrecer el paseo ante los egipcios, el equipo peor puntuado por la FIBA de todos los presentes en esta Copa del Mundo. Pau y Marc Gasol expusieron lo justo, pero se bastaron para agrupar 20 puntos (12+8) y ocho rebotes.

Hoy habrá otro mundo ante Brasil. “Los tres pívots brasileños saben complementarse muy bien", asume Marc Gasol. Historias de otras épocas al margen, basta recordar el arisco combate olímpico de Londres, un par de años atrás. Hay cuentas pendientes entre dos sensacionales equipos que aún no han perdido en esta Copa del Mundo. Atrás quedó, inundado, el oasis egipcio. Hoy toca desembarcar en un bosque animado repleto de árboles móviles y gigantes como la selva amazónica: Brasil.