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GRUPO C | R. DOMINICANA 76 - 63 NUEVA ZELANDA

Francisco García eleva a la Dominicana con 29 puntos

Espectacular encuentro del alero de los Rockets, que superó en un gran duelo al neozelandés Abrecrombie.

Bilbao
Francisco García eleva a la Dominicana con 29 puntos
Alfredo AldaiEFE

A la espera de la marea finlandesa, la fiesta en el BEC la ha ido calentando la República Dominicana, gente que lleva el ritmo como su segunda piel. Y su baloncesto es bachata: desinhibido, rítmico, sin malos gestos, nada de mezquindades… A Nueva Zelanda le pesa mucho ir por abajo en el marcador, es muy plana. Su banquillo es cero (nueve puntos salieron de ahí, por los 26 del rival). El partido se resumió en el pulso Abrecrombie-Francisco García. Dos jugadores crema. Como Penney, que apareció esporádicamente para sumarse al baile. Dos de esos tres cracks no se han asomado a grandes equipos mundiales y la verdad es que uno no se lo explica. Abercrombie es un alero con buenos fundamentos que ha cubierto casi toda su carrera en su país y el año pasado acabó en el ASVEL francés, el equipo de Tony Parker. Lo intentó en la universidad norteamericana, pero no le fue bien y tiempo atrás sonó para el Madrid, que valoraba sus muelles. De García poco hay que no se sepa: jugador de peso en los Rockets, muy amigo de James Harden, con el que ya ha gastado bromas ante su inminente pulso, si se enciende la mecha de su excelso tiro, date por muerto.

Los ‘kiwis’ vivieron durante 14 minutos de su alero Abercrombie (nadie excepto él y Vukona vieron aro) y García no se estrenó en el primer acto, pero enganchó once tantos en el segundo. En el abanico entre el final del primer cuarto e inicio del segundo, los caribeños hicieron un 13-0 para estabilizar una decena de ventaja. Llevaban un 3/16 en triples y los ‘Tall Blacks’ les invitaron a tirar con una zona. Como esta vez Corey Webster andaba como una sombra con respecto al primer día, fue Penney el que sumó otro foco peligroso al ataque neozelandés junto con Abercrombie; y dos vías de agua parecían demasiado para los dominicanos, pero en realidad fue la perdición de los de negro, porque el resto se aletargó.

Para equilibrar esa clase del perímetro hacía falta un poco de luz por dentro. Los neozelandeses son muy bisoños, les falta dureza, Y La Dominicana fue más fiable ahí, con jugadores que se las saben todas como Martínez y Báez. Hubo una antideportiva de Vargas (su cuarta falta) sobre Penney a -7:27, con 59-54. Pero no fue la señal de ‘pido paso’ para los oceánicos. A falta de diez segundos, con 76-63, los caribeños pidieron tiempo muerto. Sembró polémica. ¿Sería para devolver la haka del inicio? (la verdad es que Nueva Zelanda se pasa un poco con el ritual maorí, acercándose a medio metro de sus enemigos y golpeando el parquet con virulencia, algo que en el estreno evitaron los turcos marchándose al banquillo y pasando del tema). “No, ha sido por una cuestión de average”, despejó Eulis Baéz. No se entiende porque a la salida del tiempo muerto, Martínez cogió el balón y no lo jugó.

Fue una matinal de Francisco García (29), que se quedó a un punto del récord de su país en un Mundial, en manos de un jovencísimo Iván Mieses (a los 18 años), en Filipinas'78 ante Corea del Sur. “No me considero el líder del equipo, aquí hay otro muy bueno como Feldeine que también está al frente”, dice con humildad el alero, que empezó apuñalando desde fuera y luego fue a buscar el aro con más agresividad para sacar faltas. Igualó su máxima anotación en este torneo, la que logró en el Premundial de 2005, ante Estados Unidos.