Pero Cameron, el ídolo ‘kiwi’ que ahora enseña en la banda

Pero Cameron es uno de esos rostros conocidos que, por decenas, pululan por las diferentes sedes de la actual Copa del Mundo. Bueno, es más bien un cuerpo conocido. Es ayudante técnico de Nueva Zelanda, a las órdenes de Nenad Vucinic y mano a mano con Paul Henare. Y toda una celebridad en el país de la ‘haka’. Ahora que muchos hablan de los kilos de Jawai y Schortsianitis, o antes ‘Gorila’ Dawkins y ‘El Gordo’ Barkley, hubo alguien que rompió el molde. Lo de Cameron era descomunal: no llegaba a los dos metros (1,98) y alcanzaba los 130 kilos. ¡A ver quién movía eso cuando se plantaba en la zona! Pero chistes los justos: era un jugador duro, con muy buenos fundamentos, con visión excelente para el pase y una mano prodigiosa. Un cuatro con un talento enemistado con su expresión corporal.

Cameron ganó once títulos de Liga en diferentes etapas y lugares, (la mayoría en Nueva Zelanda); nueve como jugador y dos como entrenador. Su explosión tuvo lugar en la Copa del Mundi de 2002, en Estados Unidos, cuando los ‘Tall Blacks’ sorprendieron al mundo llegando a semifinales y perdiendo el bronce ante Alemania. Cameron promedió unos magníficos 14.7 puntos, cinco rebotes y 3,6 asistencias en el torneo, y se convirtió en el único jugador ajeno a la NBA en el cinco ideal. Se codeó aquí con Nowitzki, Stojakovic, Ming y Ginóbili.

“Me hubiese gustado jugar en la NBA, pero no se produjo y no voy a lamentarme toda la vida”, expone ahora tras una sesión del combinado ‘kiwi’ en el BEC. El estreno de su selección fue ante Turquía y eso le desató muchos recuerdos, pues pasó por el Banvitspor. También disfrutaron de su juego países como Malasia, Inglaterra, Irán y Australia. “Jugar contra Turquía es emocionante para mí, muy especial. Conozco a sus jugadores y es un equipo con mucha experiencia en la élite. Juegan muy bien el ‘pick and rol’ con los hombres altos. A nosotros nos gusta correr y ellos tienen una forma de actuar más lenta y clásica”. Además, cree que la Liga turca está creciendo y le gustaría entrenar allí algún año. “Fue la mejor época de mi vida como jugador profesional y solo tengo buenos recuerdos”.

Los ‘kiwis‘ aspiran al segundo puesto de grupo en el BEC tras el intocable USA. “Fui a Auckland y cambié el rumbo de mi vida; ahora soy entrenador e intento aportar mi experiencia a los chicos”, prosigue. Le encanta el juego de Marc Gasol, otro jugador al que tildaron de pesado y lentote por ese estigma que muchas veces se hace con los que rompen la norma. “Ahora se impone el físico, jugadores muy definidos, con músculo, pero el talento nunca muere. Este juego también es para pillos, para gente que conoce el juego. Ejemplos como los nuestros sirven para que los chavales se esfuercen y sepan que con condiciones que salen de la norma también se puede triunfar”.