Euroliga | ZALGIRIS 87- REAL MADRID 80

Patinazo del Madrid ante el Zalgiris en el peor momento

La derrota en Kaunas le obliga a cruzarse ante el Olympiacos en el playoff de cuartos y, si sale vivo, deja en el horizonte una más que posible semifinal ante el Barça en Milán.

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Para los que nos gusta hacer cábalas, que somos muchos, el Madrid se jugaba en Kaunas algo más que un rival en cuartos de final. Se jugaba cruzar de acera y dejar en la de enfrente al actual campeón, el Olympiacos, y a los otros dos favoritos en las apuestas: el Barcelona y el CSKA. Evitarlos hasta la final. Pero eso ya no ocurrirá.

Los de Laso firmaron frente al Zalgiris su peor actuación de largo de la temporada, un patinazo a destiempo que quebró en mil pedazos el cántaro de la lechera. Todas esas opciones que manejaban en las últimas semanas se rompieron en mil pedazos. No habrá liderato de grupo: se lo queda Messina. Y sí habrá Olympiacos en el playoff de cuartos de final; desde ya mismo. Este martes (21:00 horas) empieza la batalla en el Palacio, la revancha de la pasada final de la Euroliga, aunque esta vez a cinco encuentros (2-2-1). Los dos primeros en Madrid (el segundo, el jueves: 19:00) y el tercero ya en Atenas, en principio el lunes 21. Si superan a Spanoulis y compañía, en la Final Four les esperaría el Barcelona. Pero no, eso sería volver a las maquinaciones. La realidad y el deporte es contumaz, se empeña en colocarnos, a los cabalísticos, en nuestro sitio.

Nada más acabar el partido, sin embargo, corría como la pólvora en las redes sociales otra teoría. Según la cual el Madrid eligió rival y escogió al Olympiacos para verse luego con el Barça y evitar en una hipotética semifinal en la Final Four al anfitrión, al Armani Milán. Créanse lo que quieran, pero no van por ahí los tiros. El Madrid perdió y no lo escogió, por difícil que les parezca a muchos. Cayó deslomado ante el mejor Zalgiris de la temporada, ante un equipo que había perdido doce de sus trece partidos del Top-16, incluidos los siete últimos. Pero que llegó con toda la motivación del mundo tras la dimisión como entrenador de Stombergas y el nombramiento de Krapikas. Supo agarrarse también al impulso de Justin Dentmon en su ansia por batir el récord de triples. Se vio arriba en el último cuarto y no paró de subir mientras el Madrid bajaba. Batacazo.

El Real intercambió canastas con el Zalgiris y, salvo en el arreón inicial (7-14), estuvo jugando con sus opciones y su pegada. Ora arriba (33-37 en unos buenos minutos de Dani Díez), ora abajo (50-48). Defendía mal y reboteaba peor (32 a 21), aunque la diferencia en los balones perdidos (19 a 8) le permitía compensar el tremendo acierto del Zalgiris (75% en tiros de dos y 50% en triples). Parecía que el Madrid y que Sergio Rodríguez darían el estirón de talento en la volata final y lo único que vimos fue una montonera. Ni Sergio, que quiso y no pudo, ni Mirotic ni Reyes… Rudy y Bourousis siguieron el último cuarto desde el banquillo.

Del 57-59 se pasó al 67-59 tras más de tres minutos sin puntos visitantes, con el juego volcado en el perímetro hasta el extremo, con Llull como único anotador constante, demasiado a la heroica todo. Sin equipo. El parcial se estiró hasta un 26-10 (83-69). La tercera derrota de la temporada (52 victorias en 55 partidos), la más dura con diferencia, la primera en la que el Madrid enseña las costuras. Intentó adelantar y le pasaron por la izquierda. Palabra nueva en el vocabulario blanco: impotencia. Surge ahora la duda de si la fatiga puede derribarle cuando debe dar el do de pecho. La cruzada contra el Olympiacos a partir del martes aclarará incógnitas. No hay tiempo ni de lamerse las heridas.


Y mientras, en Kaunas, el delirio con el eléctrico base Dentmon como gran animador: 36 puntos, 40 de valoración y nuevo récord de triples de la Euroliga en una campaña. Termina con 74 (7 de 11 en el cierre) y bate los 71 de Terrell McIntyre (Siena) en 2008. Pequeño gran jugador.