Real Madrid 108 - Zalgiris 72
El Madrid aplasta al Zalgiris y suma su triunfo número 40
El equipo blanco arrasa con tres cuartos perfectos: 92-50. Suma 40 victorias en la temporada y es segundo de grupo tras el CSKA. Gran partido y jugadón final de Mejri.
Les voy a resumir el partido, uno que empezó con juego alegre y defensas un pelín distraídas tras la ofrenda de la Copa, en un minuto y veinte segundos. Y no, no es vagancia. Porque fue justo lo que tardó el Madrid en dar un puntapié a las aspiraciones del Zalgiris de esquivar la paliza. Entró Mejri en pista cuando Dentmon tiraba de repertorio (21-18) y en ochenta segundos su equipo engranó la sexta y encadenó un parcial de 11-0 con robos y contraataques rotundos, con Llull de lanzador (cinco asistencias antes del final del primer cuarto) y Dani Díez de receptor (cuatro tantos en dos acelerones consecutivos), con la adrenalina disparada y el Palacio en pie (11.408 espectadores: los viernes funcionan). Una afición exaltada por la carrera de medio campo de Mejri que coronó con un mate a una mano que bajó de las nubes, por la penetración de un pletórico Llull y el pase de espaldas sin mirar para el triple limpio de Mirotic.
La alerta meteorológica había saltado y el Zalgiris no tuvo donde guarecerse hasta que el temporal amainó en el último cuarto. En el minuto 31 los locales tocaron techo: 99-52. Parecía como si el Madrid jugara con el CSKA para ver quién la tiene más larga, la espada, claro. Porque los de Messina habían arrasado cuatro horas antes a estoconazos al Maccabi, en un duelo directo por el liderato (100-65), en una exhibición intimidatoria. Sin embargo, los blancos llegaron a meta con el paracaídas de su transbordador espacial desplegado, frenando y sin hacer más sangre (9-20 de parcial, que apenas maquilló nada: 108-72).
Los de Laso se guardaron una guinda para el postre, la de la última jugada del partido, el jugadón, una galopada que arrancó Mejri en cancha propia tras un tapón y el control posterior del balón. Lo echó al suelo con sus 2,17 y dribló a Dentmon, luego a otro bajito pasándose el balón por la espalda. Una delicatessen. Se la dio al canterano Alberto Martín y este a Sergio Rodríguez que en salto vio llegar como una locomotora al propio Mejri. Alley-oop sideral.
Partido perfecto para el Madrid, para su público y para Laso, que sin Carroll ni Draper liberó de cargas a sus principales (sólo Llull alcanzó los 25 minutos) y ensayó con éxito el triple poste, con Mirotic de falso tres junto a Reyes y Bourousis. El griego se abría al triple para generar espacios cerca del aro al MVP copero, que andaba emparejado con un alero. Pero con ese movimiento el que se forró fue Rudy, que volaba libre como un pajarillo por las ayudas en defensa del equipo lituano: 13 puntos en este tercer periodo. Desatado. Antes, el técnico había puesto a Díez como perro de presa de un Jasikevicius muy recordado en el Palacio —y ahí lo dejo—.
Entre los dos Sergios dieron 18 asistencias, a nueve por barba. Mejri terminó con 7 puntos, 9 rebotes, 4 robos y 2 tapones, más el pavor que infundió, aportación que no se lee en ningún papel, sino en las caras enemigas. Y todo, fíjense, había comenzado con un intercambio inofensivo de golpes, con el Real pendiente de la rehabilitación de Bourousis (13 tantos). Ni un pero a su triunfo 40 de la temporada (40-1). El Madrid sigue cabalgando, aunque esta vez el Zalgiris ni le ladró.