Laboral Kutxa 68 - Barcelona 80
La vuelta perfecta del Barcelona
El equipo de Pascual supera con mucha autoridad a un Laboral Kutxa en depresión y cierra la primera vuelta del Top-16 con una marca de 7-0. Tomic, el mejor del partido.
Lamar Odom vio a pie de pista que, efectivamente, llega a un equipo moribundo y necesitado de cualquier inyección de energía. La que sea: el Laboral Kutxa es ahora mismo una sombra que encadena entre todas las competiciones 8 derrotas seguidas y 22 en lo que va de temporada. Y en el Top-16 está casi, casi desahuciado. Empezó ganando en Málaga 79-93, en lo que olía a triunfo instrumental mirando a cuartos, y desde entonces ha perdido contra todos los rivales para cerrar la primera vuelta en 1-6. ¿Buenas noticias? Una: Lamar Odom, su arrastre mediático a nivel internacional y el optimismo que implica su nombre a la espera de conocer su estado real de forma.
A este Laboral Kutxa de perfil tan bajo le venía a visitar esa calculadora japonesa que es el Barcelona en formato Top-16: no falla nunca. Y el partido fue lógico, inclinado desde el principio hacia el mejor equipo. Cambió la intensidad y el drama que han tenido tantos duelos entre vitorianos y catalanes (el último en Liga hace menos de dos meses: 76-72) por la normalidad funcionarial que demuestra esa clasificación: líder (7-0) gana a colista (1-6). El Barcelona ha dado una vuelta impecable a un grupo tremendo. Ha ganado en las pistas de Fenerbahçe, Olympiacos, Panathinaikos y Laboral Kutxa. Es el único invicto de una fase en la que es capitán general: 19 triunfos seguidos, 36 en los últimos 37 partidos. Una barbaridad que hace que resulte casi imposible cuestionarle el pase a cuartos, ya a cuatro partidos de distancia, y muy difícil no imaginarle con ventaja de campo en el cruce: tres victorias de ventaja sobre sus más inmediatos perseguidores.
El partido fue frío, con un ambiente muy distinto, otra vez, a lo habitual en las visitas del Barcelona a Vitoria. El equipo de Pascual se permitió un espantoso segundo cuarto (6 puntos, 5 pérdidas, 0/6 en triples) y aún así ganó con mucha autoridad. Antes había marcado el paso (17-27 en el primer cuarto) y después del descanso rompió el partido en cuanto se lo propuso (del 31-33 de vestuarios a 33-43, visto y no visto). En ese tramo apareció el mejor Lorbek, que dio el relevo después a Oleson y el mejor Navarro desde la final de Copa: 13 puntos tras el descanso, 15 en total. Los más constantes sin embargo fueron Huertas (16 puntos, 4 asistencias, 4 rebotes y 4 de los 6 triples azulgranas) y un Tomic que gobernó el partido a su antojo desde que cargó con dos falta a Pleiss en los tres primeros minutos. Contra un Baskonia debilitado en las zonas, el croata terminó con 36 de valoración, más de la mitad que todos sus rivales juntos: 24 puntos y 9 rebotes en menos de 29 minutos y en una actuación prácticamente perfecta.
El Laboral Kutxa se quedó corto. Cuando apretó el partido en el segundo cuarto lo hizo a hombros de Diop, Hanga o Hodge, jugadores que no dan para competir a cuarenta minutos con el Barcelona, y de las heroicidades de un San Emeterio que también pasó de puntillas por el segundo tiempo. Pleiss hizo números y Nocioni se peleó más consigo mismo que con el resto del mundo: 2/11 en tiros. Con ese panorama, el equipo de Scariolo al menos llegó con opciones remotas al ecuador del último cuarto (57-65). Le pusieron la puntilla dos triples seguidos de Oleson y Navarro pero lo que le sepultó realmente fue la realidad. Ahora mismo es un equipo en un estado de coma al que sólo una versión óptima de Lamar Odom puede dar un impulso. Desde luego, un rival muy inferior a un Barcelona que nunca falla cuando llega el Top-16 y que hizo casi silbando el trabajo en una pista donde tanto le ha costado ganar tantísimas otras veces.