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PANATHINAIKOS 56-BARCELONA 63

El Top-16 es territorio Barcelona

Después de ganar en las pistas de Fenerbahçe, Olympiacos y Panathinaikos, el Barcelona es el único invicto de esta fase, donde marcha 5-0 y ha ganado 17 partidos seguidos.

El Top-16 es territorio Barcelona
YANNIS KOLESIDISEFE

El Barcelona dejó muchas dudas en el primer tramo de la temporada, el de fogueo, y todavía no parece una obra terminada. Aún está en construcción, mala noticia para sus rivales, pero de la mano de Xavi Pascual cuenta con la garantía de llegar al mes de enero listo para competir hasta las últimas circunstancias. Su triunfo en el OAKA es más que un golpe de autoridad, más que otro pedazo de un billete a cuartos que ya asoma en su bolsillo. Experto con una precisión quirúrgica en un Top-16 en el que acumula diecisiete triunfo seguidos. En sus últimos partidos de esta fase 35 sólo le ha ganado el Khimki. Y ahí está: único invicto de Europa y con al menos dos partidos de ventaja sobre todos los rivales en un grupo que es una piscina llena de tiburones blancos. Y todo eso habiendo jugado en tres de las pistas más imponentes de Europa: a domicilio ha rendido las plazas de Fenerbahçe, Olympiacos y ahora Panathinaikos. Dato sobre dato, asusta.

En el OAKA se gana por baloncesto pero también por madurez, desde luego por dureza competitiva. Y lo mejor del Barcelona fue que manejó todos los registros. En el precioso partido de baloncesto del primer tiempo aplanó al Panathinaikos (32-44). En la guerra de trincheras a la que llevó el juego el equipo de Pedoulakis en el segundo encontró formas de sobrevivir, casi todas desde la defensa y con la complicidad de un rival errático desde la línea de tres, su gran baza y finalmente su perdición. Entró vivo en el último cuarto (54-59) pero sólo anotó dos tiros libres de Maciulis en los últimos seis minutos. Lo que arañó a base de intensidad máxima en esa defensa de ayudas que dirige Diamantidis y amuralla Lasme lo perdió en un carrusel de triples que se fueron al limbo, algunos en posiciones francas. En ese baloncesto sin puntos del último cuarto también se movió mejor el Barcelona. Pese al infierno verde y rugiente de las más de 18.000 gargantas del OAKA.

Porque ese ambiente electrificado, mística de baloncesto, fue durante muchos tramos del partido la gran baza del Panathinaikos, que está perdiendo la ascendencia psicológica que cobró sobre el Barcelona tras aquel playoff de cuartos de 2011, una guerra de atrición orquestada por Obradovic que dejó al Barcelona sin jugar la Final Four del Sant Jordi. Pedoulakis resucitó esos fantasmas para llevar al límite los cuartos de la pasada temporada. Pero el Barça resucitó y convirtió un 1-2 en el 3-2 definitivo. Aquellos dos últimos y este suman tres triunfos seguidos en azulgrana en el que ya es uno de los grandes clásicos del baloncesto continental: 21 enfrentamientos en las últimas doce temporadas, 12-9 ahora para un Barça que ha ganado 5 de sus últimos 10 partidos en el OAKA.

Pero el infierno es menos infierno si el Panathinaikos pasa de un 4/7 en triples en el primer cuarto a 1/7 en el último (9/26 final). O si Diamantidis suma 5 asistencias (por las 8 que estaba promediando en el Top-16) pero también 5 pérdidas. Lasme fue el martillo hípermusculado de siempre pero no la pesadilla de los últimos cuartos de final… El Panathinaikos, en definitiva, es menos equipo que el Barcelona. Como otras veces aunque esta vez con menos capacidad para disimularlo y ninguna para voltearlo. El equipo de Pascual tomó el mando de salida con un 0-10 (4-15, minuto 5) y no confundió nunca la dirección. A pesar de que Navarro sólo anotó un tiro libre y ya en el último minuto. Y a pesar de que fueron de más a menos Lorbek, Tomic (6 pérdidas) y un Huertas imperial de salida e intermitente después. Cuando el partido se puso caníbal sudaron Dorsey, Sada y un Papanikolau que se pareció al jugador que era en Olympiacos precisamente ante el público que le recordó, y le abroncó, como tal.

Buena defensa y un ataque brillante primero y escuálido pero suficiente después (24 puntos en el primer cuarto, 19 en todo el segundo tiempo). Profundidad y sentido en la rotación, sentido colectivo... cosas que tanto se echaban de menos semanas atrás y que va alcanzando el Barcelona en el primer momento clave de la temporada, con la Copa a la vista y el billete a cuartos en la Euroliga cada vez más cerca. Ha tardado en ser un buen Barcelona y todavía no es el mejor Barcelona pero ya es el Barcelona. Estambul y Atenas dan fe.