FENERBAHCE 73- BARCELONA 76

Mucho más que una victoria

Sin Navarro, el Barcelona da un paso de gigante hacia cuartos y se quita complejos en una de las pistas más calientes de Europa. Huertas decidió el triunfo con un partido pletórico.

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¿Cómo de importante es esta victoria para el Barcelona? La temporada dirá, pero si Pascual pedía una victoria de prestigio fuera de casa, ya la tiene. La logró un Barcelona radicalmente distinto al que perdió en Vitoria. Distinto en términos de concentración, sacrificio e implicación colectiva. Y hasta en la suerte: ante el Laboral Kutxa pudo ganar y perdió (merecidamente). En Estambul pudo ir a la prórroga y acabó ganando (merecidamente, también). La fortuna sonría a quien la persigue e hizo guiño a un Barça que casi arruina al final un partido genuinamente serio.

El Barcelona amasó el triunfo en más de 39 minutos y medio y casi lo tira en 18 segundos y en un final que afeó a Papanikolau, brillante hasta entonces con soluciones en ataque y una excelente defensa (la tercera en tres duelos esta temporada) sobre Bogdanovic. Con 69-74 el griego falló dos tiros libres e hizo una falta en canasta un McCalebb que tuvo tiro adicional. No anotó pero Bjeliça lo hizo tras rebote en ataque. 73-74. Huertas (volveré a él) anotó dos tiros libres y en el último ataque el Barcelona ni hizo falta ni cerró el triple: Bogdanovic falló completamente solo desde la esquina. Una cucharada de suerte y dos de justicia, ingredientes que estaba tardando en reunir el equipo de Pascual.

Mucho Huertas, nada de Lampe

El triunfo puede ser el punto de inflexión que pedía a gritos este equipo pero es, y en la práctica esto es fundamental también, un paso de gigante hacia los cuartos con sólo dos jornadas de Top-16 completadas. El Barça queda en 2-0 por el 0-2 de un Fenerbahçe que tiene que visitar un Palau del que ya salió esquilado en la primera fase (94-81). Así que el camino empieza a verse cuesta abajo y la visita de la próxima semana a cancha del Olympiacos pierde dramatismo. Una situación ideal para un equipo al que no le sobran precisamente las buenas noticias y en un grupo en el que, conviene recordarlo, será difícil entrar y capital ocupar uno de los dos primeros puestos, que dan ventaja de campo y esquivan a CSKA y Real Madrid en un curso normal de los acontecimientos.

El caso es que el Barcelona jugó uno de sus mejores partidos de la temporada, sin duda el más firme a domicilio, sin Juan Carlos Navarro. El capitán se quedó fuera por una sobrecarga en los isquiotibiales. Sin él, Pascual se dejó de experimentos kilométricos y montó una rotación de nueve jugadores. Los damnificados fueron el descartado Todorovic y los censurados Hezonja, Pullen y un Lampe cuya situación en el equipo parece ahora mismo crítica. No le ayuda que sin él el Barcelona fue más consistente en defensa y rebote y más académico en ataque. Atrás sudó ríos Dorsey y adelante apareció Lorbek, ayudado por pinceladas de Nachbar y un partido sufrido y poco productivo pero útil para el equipo de Tomic.

Y Huertas, decía. El brasileño tuvo uno de esos días excelsos por inspiración y ritmo. Uno de esos en los que parece uno de los grandes bases del continente. No siempre rinde a ese nivel ni sintoniza con Pascual; pero cuando fluye, se desborda. McCalebb le discutió el mando del partido en el primer tiempo pero Marcelinho le dejó atrás en un final espléndido: anotó 14 puntos en el último cuarto, entre ellos un triple decisivo (el 67-72) y los cuatro tiros libres que sellaron el triunfo. Terminó con 23 puntos, 7 asistencias, 4 robos y 30 de valoración. Y fue de largo el jugador de un choque que reivindicó también a Oleson, obrero en defensa y artista en ataque, y en el que hasta los que hicieron menos números aportaron cosas a la victoria. Así sucede en los buenos equipos y el Barça en Estambul lo fue, mejor casi siempre que un Fenerbahçe muy atascado, muy dependiente de rachas y apariciones de su tonelada de grandes jugadores. Y finalmente inferior al Barcelona en las zonas y sin consistencia en el perímetro: 0/9 en triples entre un horrible Kleiza, Preldzic y Bogdanovic.

Si este partido es guía, Pascual va explicitando la apuesta por una rotación más cerrada, con menos presencia de los jóvenes y con riesgo de extinción para Pullen y, sobre todo, Lampe. A cambio ganan peso Oleson y Lorbek y el Barcelona, otra vez si este partido es guía, se reencuentra en ataques mucho más sensatos y defensas mucho más inteligentes y esforzadas. Con más rebote, menos pérdidas y mejor circulación (8-15 en asistencias). Pero con, eso sí, todavía muy malos porcentajes desde las líneas de tres (28%) y tiros libres (58%). El caso es que un equipo que pareció deformado y descompuesto hace menos de una semana en Vitoria se rehizo para sacar adelante un partido de primer nivel continental. Si es un punto de inflexión lo dirá la temporada aunque parece claro que, con todos sus problemas a cuestas, es desde luego demasiado pronto para sacar al Barcelona de cualquier quiniela.