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NANTERRE 78 - BARCELONA 82

Venganza con susto del Barça

El equipo azulgrana se resarce de la derrota ante el Nanterre en el Palau aunque sufre en la recta final. Erazem Lorbek por fin jugó sus primeros minutos de la temporada.

Venganza con susto del Barça
FRANCK FIFEAFP
EUROLEAGUE

El Nanterre es uno de esos equipos extraños y atractivos, inflamados por los valores intangibles del modesto que nunca se rinde. Uno de esos con los que resulta enormemente fácil empatizar. Se deja hasta la última gota de sudor y crea una sinergia magnética con una grada animosa que ha pasado de ver a años luz la Euroliga a soñar con una plaza en el Top-16. Se atribula cuando los partidos tienen sentido y cartabón porque no le sobra el talento pero juega con una energía irracional y un espíritu de supervivencia encomiable. A base de hacer la goma e invertir el cuento del lobo feroz ganó en el Palau (67-71). Y con la misma fórmula provocó un final de taquicardia en el Halle Carpentier, donde al Barça casi se le va un partido que controló desde el segundo cuarto y que tenía casi ganado a falta de dos minutos y con 72-80. Pero se vio en el último medio minuto 78-80 y en manos de Lightly, que falló el tiro del empate.

Finalmente ganó el Barcelona y no pierde de vista un primer puesto de grupo que se le ha puesto en chino después del triunfo del Fenerbahçe en Moscú. Pinta más a que tendrá que defender el average (79-70) ante el CSKA para asegurar la segunda plaza. Ha ganado cinco partidos de Euroliga seguidos, una vuelta entera de la primera fase, y ha convertido el inicial 1-2 en un mucho más presentable 6-2. Por lo demás, la gran noticia del partido fue el regreso de Lorbek, que por fin jugó sus primeros minutos de la temporada, poco más de tres en el segundo cuarto. Anotó cuatro puntos en dos acciones marca de la casa, una promesa de lo que podría ser pero no sabemos si será, el sello de uno de los mejores jugadores interiores de Europa que la pasada temporada no pudo serlo. O no quiso. O un poco de ambas cosas.

Con Lorbek en activo, el juego interior fue un cubo de Rubik en el que hubo minutos para todos y apariciones y desapariciones de Nachbar, Todorovic o Tomic. Los más estables en la producción fueron Dorsey por trabajo primero y Lampe por categoría (que de eso no le falta) después. Tampoco fue el día de Papanikolau ni de los bases, más allá de un buen segundo cuarto de Sada, y lo mejor del Barcelona fueron los momentos de iluminación de Abrines y un Navarro al que se le sigue viendo un punto de alegría física que no tuvo en casi ningún momento de la temporada pasada. Caza menor en una noche en la que el Barcelona mantuvo por los pelos las buenas sensaciones de los partidos ante Fenerbahçe y CAI. Por los pelos y por un muy buen segundo cuarto en el que se vio la distancia que por lógica y presupuesto debería separar a estos dos equipos. 18-30 de parcial, 10/11 en tiros de dos en un torrente de producción ofensiva con ritmo y sin pérdidas de balón. Y sin Huertas, Tomic o un Navarro que puso la rúbrica con un triple de nueve metros que selló el 37-47 del descanso.

Después el Barcelona, con el piloto automático, mantuvo el control del partido ante un Nanterre que siempre se sostenía en torno a los diez de desventaja, lejos pero sin terminar de irse. Una invitación al susto final que propiciaron un puñado de triples (en contraposición al 3/15 de un Barça negado) y un esfuerzo ejemplificado por el rebote de ataque: 13-3 y quince tiros de campo más para el equipo francés, que peleará hasta el final y de forma legítima por pasar de Cenicienta de la primera fase a Cenicienta del Top-16. El Barcelona se queda con el triunfo y el regreso de Lorbek. Poco más.