La saga Hernangómez vuelve a la élite del baloncesto español

Ataviados con banderas y bufandas, un grupo de aficionados espera la llegada de la Selección española Sub-18 en Barajas. A la cabeza se encuentra Willy Hernangómez, pívot titular del combinado que hace unas semanas consiguiera un meritorio quinto puesto en el Mundial Sub-19 disputado en Praga. Venía a esperar, junto al resto de su familia, a su hermano Juancho, el héroe de la generación del 95 que con un triple a poco más de dos segundos para el final colocaba el 57-56 que a la postre daría el bronce a los de Jota Cuspinera.

La saga de los Hernangómez Geuer se inició en los 80 cuando Guillermo y Margarita, los padres, eran jugadores profesionales. Guillermo se formó en la cantera del Real Madrid, aunque sus mejores años los vivió en el Estudiantes como compañero de faenas de Pinone y Russell. Su madre, Margarita, formó parte del primer equipo olímpico femenino en Barcelona 92 y logró el oro en el Eurobasket de Italia en 1993, el primero del baloncesto español. Fue 167 veces internacional.

Uno en el Madrid y otro en Estudiantes

Ahora sus hijos toman el relevo, Willy en el Real Madrid y Juancho en el Estudiantes: “Es fenomenal, son los dos equipos que más me gustan”, comenta su padre. Del bronce del alero de Estudiantes y su papel fundamental en la victoria sobre Letonia destaca que está “muy contento, principalmente por él, superando una lesión muy grave”. En cuanto a las diferencias y semejanzas entre ellos, su padre recalca que Juancho es “más creativo, con mejor lanzamiento exterior. Ambos son muy luchadores, con buenos fundamentos y que pueden ayudar al rebote”.

La posibilidad de enfrentarse en ACB, ya sea este año o en un futuro, es algo que ilusiona a ambos: “Sería un sueño, algo impresionante”, afirma sonriente Juancho. Cuando se dé esta situación, su padre tiene claro con quién irá en el partido: “Con los dos. Lo importante es que disfruten del baloncesto y trabajen muy duro”. “Mis padres no irán con nadie, sólo con el baloncesto. Para ellos lo importante es que no nos lesionemos y podamos disfrutar del baloncesto”, dice Willy. Por detrás viene su hermana Andrea, de 12 años. La saga continúa.