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EUROBASKET FEMENINO | FRANCIA 69 - ESPAÑA 70

España, campeona de Europa

Sancho Lyttle, con una actuación descomunal (20 puntos y 11 rebotes) y la canasta decisiva a falta de siete segundos, le dio a la Selección el título 20 años después.

La Selección, campeona de Europa.
FIBA Europa

Veinte años después la Selección femenina vuelve a lo más alto. El Rey Midas lo consiguió. Lucas Mondelo cogió a un equipo deshecho tras el tropiezo en el Eurobasket de Polonia y en dos años lo ha bañado en oro, con un campeonato inmaculado y un juego que engancha, con Sancho Lyttle como MVP, con Alba Torrens­ como la mejor alero del campeonato… Todo para ganar a Francia, subcampeona olímpica y favorita, en un final de infarto, con una canasta de Lyttle a falta de 7,5 segundos y Lawson-Wade errando el triple que llevaba a la prórroga.
Francia era muy superior en la pintura y la Selección optó desde el principio por el plan B, su tiro exterior. Eso, junto a una gran defensa (robó seis balones en el primer cuarto) acercaban el oro: 12-21. Bien respaldada por Lima, excelente en el primer cuarto, Torrens puso la máxima (14-26), pero hubo respuesta francesa. Parcial de 13-0, con Dumerc afinando puntería desde la línea de 6,75 y Gruda haciendo daño en la pintura.
En el último asalto, dos abajo (55-53). Hasta que apareció Silvia Domínguez. El pequeño genio de la Selección sacó magia de su chistera y se hizo grande: rebote, coast to coast y canastón con Dumerc encima. Era el momento de romper el partido, pero de nuevo los minutos mágicos de Gruda lo empataron. Tocaba sufrir. Lyttle­ rozaba el oro con la punta de los dedos tras un 2+1 (64-68), pero Dumerc hizo lo imposible, anotando un triple con su defensora encima. El sufrimiento continuaba, pero la caribeña despejó las dudas y demostró, con esa canasta marca de la casa a falta de siete segundos, por qué ha sido la mejor del Eurobasket.
El trabajo tuvo su recompensa y a eso de las diez de la noche España subía al podio por sexta vez en este siglo, la primera a lo más alto. Una noche especial para todas pero, en especial, para dos jugadoras. Amaya Valdemoro, abrazada a Elisa Aguilar, lloraba mientras oía el himno español, que resonó en Orchies como ya lo hizo en Perugia en 1993, cuando las Ares, Cebrián, Ferragut y compañía consiguieron lo inimaginable. Un título que ya no es el único y que sirve para poner el broche perfecto a la carrera de la mejor jugadora en la historia del baloncesto español. Amaya se despide de lo más alto.