ISRAEL
Haifa ‘borra’ unas horas la Euro y destrona al Maccabi Tel Aviv
El Maccabi Haifa venció (86-79) en la final al Maccabi Tel Aviv y se proclamó campeón de la liga israelí de baloncesto por primera vez en su historia. El gigante ha caído.
La Eurocopa Sub-21 no existía anoche en Israel. Bajo una atmósfera ardiente en el Romema Arena, el Maccabi Haifa luchaba por un hito: ser campeón de la liga israelí de baloncesto por primera vez en su historia. La competición cambió hace más de un lustro sus normas. Pese a haber liga regular y playoffs, la final se decide a partido único. Se trata de intentar hacer más llevadera la hegemonía del Maccabi, campeón 50 veces y que no deja ni las migajas. Esta vez, además, la final pasó del Nokia Arena de Tel Aviv a Haifa, 90 kilómetros al norte de la capital económica de Israel y cerquita de la frontera de Siria.
Pero cuando uno llega a Haifa, comprende que no será fácil la hazaña de los verdes. Un 60 por ciento del pabellón es de color amarillo. “Tienen más influencia que nosotros”, protesta un aficionado del Haifa. Las entradas varían entre los 25 y los 100 euros pero el problema no son los precios, sino los tentáculos del Maccabi, que acapara la mayoría de las entradas de favor y así consigue tener un ambiente, al menos, equilibrado en la final. Haifa, sin embargo, hace ruido y cree. “Infierno verde”, se lee. El partido es difícilmente explicable desde la estadística para un español. Está en hebreo. Pero los números sí que no engañan. Ni la emoción verde. 86-79. Maccabi Haifa, campeón por primera vez en su historia. El gigante ha caído.
El Maccabi Haifa-Maccabi Tel Aviv lleva días ocupando espacios televisivos y páginas de periódicos. A la altura, fácilmente, de la Eurocopa Sub-21. La tribuna de prensa está desbordada y las teles montan sus platós ambulantes en el pabellón. “Arriba verdes”, se lee en las miles de camisetas que el club ha preparado para la ocasión, “única en la historia”, consideran sus aficionados. El Romema Arena tiene un aire al Palaverde de Treviso. Cuadrados de parqué brillante y fondos verticales: uno amarillo, otro verde. Listos para la batalla. Y libra por libra, la superioridad del Maccabi Tl Aviv, con conocidos como Devin Smith y Eliyahu y con la sabiduría de David Blatt parece apreciable.
Sin embargo, el Maccabi desaparece en la segunda parte y los verdes se multiplican. Hasta la locura final del título. El trofeo baja del techo como una película, se multiplican los discursos y cánticos contra el ‘dictador’ Maccabi y los jugadores se abrazan en el fondo verde. El sector amarillo se marchó de vuelta a Tel Aviv hace rato. Es el día más grande de la historia del baloncesto en Haifa. Estando aquí se comprende mejor. Eso sí, el año que viene seguirá jugando la Euroliga el Maccabi.