Fiesta del Valencia ante un Madrid que jugó a medio gas

El Valencia necesitaba el triunfo para la clasificación y para su estabilidad anímica. El Madrid, no, y perdió, claro. Desenlace cantado. Se juntó el hambre con las ganas de comer, pese a que ni Laso ni sus jugadores tiraron el encuentro de inicio. El miércoles espera el Maccabi en el Palacio, pero salieron con todo, con el contusionado Suárez y con Rudy, con el cinco habitual. Llegaron­ a mandar por cuatro (9-13). Perdieron la brújula en el segundo cuarto. Mucho mérito local, de un Valencia encendido tras el mazazo de la Eurocopa­ y la paliza encajada­ en el Palau.

Garras afiladas y pulso de cirujano, el de un Kelati soberbio en el tiro, el de un equipo que se marchó al descanso con nueve triples (64%) y 52 puntos. Cuando se exhibe semejante puntería, el triunfo viene siempre añadido, o casi. Esta vez el matiz sobró. Suárez se fue al banco y no volvió, Draper, Darden­ y Hettsheimeir tuvieron más minutos. La diferencia se abrió hasta los 20 tantos (60-40 y 70-50), aunque la fuerza de Llull­ y el acierto de tres acercaron la renta al muro psicológico de los diez. A cada arreón blanco, respuesta 'taronja' con buena circulación (Ribas y Markovic­ dieron 14 asistencias), más triples (Dubljevic se sumó a la fiesta) y contragolpes dañinos tras las pérdidas del rival (19).

Mientras el Madrid nadaba e intentaba guardar la ropa, el Maccabi estaba en su pabellón (técnicos y plantilla al completo) viéndolo por la tele. “Esta derrota del Real no es representativa”, dijo luego David Blatt. Su equipo no jugó este fin de semana. Ni el Panathinaikos ni el Olympiacos ni el CSKA.... Sólo lo hicieron los españoles, que llegarán más cansados, aunque la Liga Endesa resulta en algunas cosas más seria. Y eso suma, no es casualidad que haya tres clubes en cuartos.