REAL MADRID 74-UNICAJA 77
El Unicaja asalta el fortín del Madrid y se agarra a la Euroliga
Los blancos perdieron el primer partido de la temporada en el Palacio. Rudy fue baja (molestias en la espalda) y el equipo malagueño se hizo grande en el tercer cuarto (13-28).
Tan frustrado acabó el Real Madrid (primera derrota en el Palacio esta temporada) como colmado vimos al Unicaja con un triunfo que le da la vida. Oxígeno puro. A los blancos se les complica algo el liderato, acabar primeros o segundos en este Top-16, lo que vale la ventaja de cancha en cuartos de final, media Final Four, no lo olviden. Restan tres jornadas y recibirá al Panathinaikos y al Efes, y viajará a Moscú, los tres equipos más fuertes del grupo. El Unicaja, en cambio, agarró su última opción al vuelo. Este equipo cree, tiene fe, como decía Calloway en la previa. La gesta, como la del Málaga del fútbol, sigue en su mano.
Con Pocius lesionado de larga duración, con Darden que no puede jugar la Euroliga y con Rudy de baja de última hora (molestias en la espalda, nada grave), el Madrid sacó un quinteto con dos pívots (Hettsheimeir y Begic) y con dos bases (Sergio Rodríguez y Llull). No le fue mal tras sobreponerse al tirón inicial del Unicaja: del 4-11 al 21-15 del minuto 10. Balones dentro, actividad frenética de Hettsheimeir para intentar recibir al poste, aunque recibió menos de lo que mereció inicialmente (luego, luego fue otra cosa). Entre ambas torres sumaban 10 puntos y 13 de valoración. En el segundo cuarto, la distancia sobre la pista, en el juego entre ambos equipos, pintaba insalvable.
El Madrid corría, anotaba de dos con un porcentaje cercano al 70% y sólo había lanzado tres triples: 30-18. Para entonces Mirotic se sentía cómodo de alero alto acompañando a Slaughter y a Reyes. Más pruebas, un alarde de arsenal. Imposible creer lo que pasaría luego, ese hundimiento colosal blanco tras el descanso, víctima a partes iguales de su relajación y del brío de un Unicaja a la desesperada, que arañaba atrás, tratando de asirse al último salvavidas que aún flotaba. Y bien que se agarró. Un parcial de 2-17 (42-49) le hizo creérselo definitivamente, le devolvió la fe. Si había reinado en Moscú y en Tel Aviv, por qué no en el Palacio. A ocho minutos de la campana, la zanja era de 11 puntos (55-66). Krunoslav Simon le ganaba la partida cerca de la canasta a Llull, alero por obligación. Y Zoric, al resto. Podía con todos. El triunfo estaba en su mano, sólo el Madrid, y su extenso historial de remontadas, parecía capaz afrontar el reto con opción de éxito. Y el Real se puso a dos (69-71) con Sergio tirando del carro, pero sin Carroll (en el banco por cuestiones defensivas). Con Slaughter de avanzado en esa zona que tanto le da a su equipo. Pero no todos los días son fiesta, ni siquiera en el Palacio, en casa. El Unicaja controló su pulso y al rival le faltó la pegada de Kaunas y Vitoria, y le faltó Rudy. Jolgorio en Málaga: tras la Champions, sigue vivo en la Euroliga. Hay tela por cortar.