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VALENCIA 77-ESTUDIANTES 59

Faverani se agiganta frente a un Estudiantes apagado sin English

El Valencia, con exhibición del pívot brasileño, pasó por encima de un equipo colegial que no se sobrepuso a la ausencia del máximo anotador de la Liga, víctima de un virus.
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Rafa Martínez lanza ante Nogueira.
Rafa Martínez lanza ante Nogueira.ADRIÁN RUIZ DE HIERROEFE

Hubo alineación planetaria y el Asefa Estudiantes se quedó helado antes incluso de empezar. Nevada siberiana sobre Vitoria, demasiado blanco para el Estu, para una grada tan azul, y, a todo esto, Carl English en el hotel, con un virus, con dolores musculares. Estrella anulada, fuera de combate. Nos quedamos sin puntos, sin el cañonero, mal empezamos, se lamentaba Txus Vidorreta, el técnico colegial, al que según las malas lenguas –es decir, sus amigos de la prensa de Bilbao, donde nació y se hizo técnico- se le había visto poniendo trampas en el parqué del Buesa minutos antes del partido. Pese a sus cepos, al tres de veinte en tiros de campo del Valencia en el primer cuarto, el rival apretaba más atrás. Tanto, que los colegiales apenas sumaban 13 puntos en 13 minutos.

Ambos rivalizaron durante minutos en despropósitos ofensivos, pero los de Perasovic, disfrazados de perro de presa con malas pulgas, se fueron enderezando en ataque: más rebotes ofensivos, más puntos debajo, con Faverani (cinco de cinco al descanso, 14 tantos) hurgando en la herida. Un duelo frío, soso, sin alma, que no encaja con la sangre caliente colegial. Al resto de hinchadas también se lo pareció y optaron por enzarzarse en una batalla de cánticos. Los ‘Pío, pío’, la animosa afición del Granca, que andaba de Carnaval, te quiero, animó el cotarro: cargó contra su enemigo del día (“Bilbao, la Copa se mira y no se toca”) y recibió el apoyo de los baskonistas. Estaba montada y la Demencia acabó gritando por una “Sanidad pública”. Consenso ahí.

En la pista, el Estu lo intentaba, con una zona, con Nogueira intimidando y fallando un mate, con Granger… pero había agujeros por donde se colaba Faverani (23 puntos, 11 rebotes y 32 de valoración). Pívot de fuerza y clase, poder taronja. Al inicio del último cuarto ya no había partida, mate: 59-41.

El Valencia peleará así por volver a una final siete años después (cayó ante el Baskonia en Madrid 2006), por la gloria de un título que alzó por primera y única vez en Valladolid, en 1998, con Rodilla de capo. Ya ha llovido. Sueña Valencia, se lamenta el Estu, que llegó a Vitoria mejor que nunca en su pasado reciente, con el recuerdo de la gesta de 2000 en el Buesa Arena, pero que le cortaron las alas sin ni siquiera subir el telón. Languideció con English frente al televisor, roto, sin fuerzas. Faltó intercambio de golpes en este duelo, una pena.