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ALBA BERLÍN 63 - REAL MADRID 77

Las ráfagas del Madrid rompen al Alba ante 12.000 alemanes

La inspiración de Rudy, Llull y Mirotic fue demasiado para el equipo de Berlín, que se cansó de hacer la goma. Estreno con triunfo en el Top16 de un Madrid que mira al Palau.

El jugador del Real Madrid, Sergio Llull (d) protege el balón ante Je'Kel (i) del Alba Berlín durante el partido correspondiente a la Euroliga de baloncesto disputado en el estadio O2 de Berlín, Alemania hoy 27 de diciembre de 2012. EFE/Britta Pedersen
El jugador del Real Madrid, Sergio Llull (d) protege el balón ante Je'Kel (i) del Alba Berlín durante el partido correspondiente a la Euroliga de baloncesto disputado en el estadio O2 de Berlín, Alemania hoy 27 de diciembre de 2012. EFE/Britta PedersenBRITTA PEDERSENEFE

Se alzó el telón de la Euroliga de verdad, la del Top-16, y en el estreno siempre hay nervios. Todos parten de cero y el más débil puede ponerse gallito si juega con la grada soplando a favor. Las velas del Alba se hincharon a ráfagas, con 12.000 fieles tensando carrillos, pero el Madrid solventó con un aprobado alto el debut. La primera al zurrón, en una vuelta inicial que se antoja dura: cinco partidos fuera —ya sólo cuatro— y dos en el Palacio. Llueve menos.

La puesta en escena del Madrid resultó digna de un publirreportaje sobre las bonanzas de su estilo ofensivo. Con guionista y director, no hubiera quedado mejor. Anotación fluida, sí; pero también vimos brega, la de un Suárez pletórico. Si sus compañeros erraban un lanzamiento, ya estaba él para pelear el rebote y vuelta a empezar. Sin embargo, la intensidad blanca voló en el segundo cuarto. De aquellos instantes de fábula no quedó nada. En los nueve minutos siguientes, apenas siete puntos. Y el Alba puso el calcetín del revés: del 6-17 al 34-33 tras un triple de Schaffartzik. Quizá ustedes y yo pensáramos otra cosa viendo el duelo en directo; pero, a posteriori, con el triunfo blanco en la mano, la explicación puede que sea más simple. El domingo espera el Barça en una ocasión propicia para hacer sangre. Que para eso andan los enemigos deportivos, aunque sean cordiales. Y para el Madrid debió resultar difícil no mirar con el rabillo del ojo al Clásico. Por una cosa o por otra, los de Laso cumplieron en Berlín a tirones. Como en una carrera de resistencia en la que prima el bajo consumo. Acelero con suavidad y me dejo ir. Otra versión más light de la montaña rusa, aunque también con vaivenes.

El arreón más potente llegó justo tras la reanudación (37-50, minuto 23) con el quinteto ayer titular en pista, el que mejor funcionó: Llull, Rudy, Suárez, Mirotic y Hettsheimeir. El brasileño se mostró más suelto en ataque, de espaldas a canasta, y aún falto de ritmo atrás. Mientras que Llull y Rudy marcaron diferencias cada vez que pisaron el parqué.

Sí es cierto que, más allá de los dientes de sierra, de las lagunas temporales en defensa, el ataque blanco muestra descompensación. El juego interior pesa poco; el perímetro lo es todo. ¿Demasiado? Con buena circulación, tiro y penetraciones, el desequilibrio resulta menor. De ahí las 16 asistencias (por sólo nueve pérdidas). Prueba superada, y fuera de casa. Valor doble.