Faena de aliño blanca con Llull a los mandos

Pues sí, incluso en el baloncesto a veces lo obvio va y sucede. Después de 22 victorias seguidas ante el Assignia Manresa, el Real Madrid añadió otra más, la 23. El líder invicto ganó al colista sin triunfos, que sigue en el pozo. Empieza a apretar la corbata, o como lo llamen, aunque por delante hay otros cuatro equipos con sólo una victoria. La brecha entre la clase alta y la superviviente es grande. Tanta, que entre el cuarto y el 14º hay ya cinco triunfos de distancia.

Pese a todo, no es fácil vencer en el Nou Congost. Al entusiasmo local, que mezcló fervor deportivo con político, se une la exigencia de la Euroliga. Una fatiga que le dio la puntilla ayer al Unicaja y traumatiza al Baskonia. Tampoco vimos sobrado al Barça ante un Fuenla que amenaza repunte. De los cuatro clubes­ que se codean con la élite europea, sólo el Madrid da la talla los fines de semana con 90,5 puntos de media. Tiene mérito, aunque haya días que no entusiasme. Como ayer.

Faena de aliño, entregado por minutos al intercambio de canastas -algo que se permite por su potente arsenal-, pero siempre resolutivo al final. Buena actuación de Rudy, aunque el hombre del partido fue Llull. Rompió al rival cuando quiso.

Rafael Hettsheimeir, el nuevo, se vistió de corto, pero no debutó. Quizá no era el día, en territorio comanche y tras seis meses­ KO. En el Palacio se sentirá más arropado.

El acierto de Devries por fuera y la movilidad de Ramsdell­ situó al Assignia a tiro de dos ya en el último cuarto (70-72). Pero fíjense de qué calado es la armería de Laso, que dio entonces entrada a Draper por primera vez y éste resolvió con su defensa y dirección. Bien Suárez como falso pívot. Al alza.