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liga endesa | assignia manresa 84 - real madrid 97

La lógica pudo al milagro

Tremendo esfuerzo de Manresa ante un Real Madrid que hizo lo justo y no cerró el triunfo hasta los minutos finales. Duelo más igualado de lo previsto entre líder (8-0) y colista (0-8).

<strong>EL MADRID GANÓ EN MANRESA.</strong>
EL MADRID GANÓ EN MANRESA.

En los tiempos modernos los milagros lo tienen crudo. Le pasó por la mañana a Fuenlabrada ante el Barcelona y lo replicó Manresa por la tarde. Partidos con muchos lugares comunes en su guión pero con el añadido del más difícil todavía en el Nou Congost: ya 23-0 para el Real Madrid ante Manresa en los últimos 14 años, 8-0 para los de Laso y 0-8 para los de Ponsarnau tras una colisión en la que durante más de treinta minutos no parecieron enzarzarse 2'7 millones de presupuesto contra 25, el mejor ataque contra la peor defensa, el equipo del 103 de valoración media contra el que hace una semana llegó al descanso en el Palau Blaugrana 54-18. Al final, nada. El Real Madrid llegó a 97 puntos y 116 de valoración, las barbaridades que ha convertido en rutina, y ganó con un colchón de trece puntos en pista del canino Manresa. Hasta ahí, todo normal.

Y sin embargo duele en los huesos la derrota del equipo manresano porque es difícil no empatizar con el que se deja la piel cuando cae con las botas puestas contra el que gana enseñando lo justo. Con la moral en alerta roja y con las bajas cruciales de Javi Rodríguez y Adam Hanga, Manresa marchaba en 72-74 en el minuto 31 y en 76-82 en el 33. Hasta ahí le llegaron las fuerzas y ahí se aplicó el Real Madrid, obligado a una batalla de trincheras que ni se esperaba (12-24, minuto 8) y que terminó aplicando la ley de Llull, el menos remolón en el esfuerzo: 14 puntos, 6 asistencias y la tensión que le faltó a Sergio Rodríguez (4 asistencias, 5 pérdidas). Laso acabó con el menorquín, ex de Manresa, y con Draper, inédito hasta el último cuarto pero importante como especialista en el serio final blanco. Los bases juntos con Carroll (después Rudy) y Suárez y Felipe como interiores ante el día discreto de Begic y muy desafortunado de Slaughter. Hettsheimeir no debutó y el Real Madrid que anotó cinco de sus seis primeros triples silbando acabó enfangado en un partido de 52 personales, 32 pérdidas y 60 tiros libres. Pero ganó, lo exigible no por urgencias domésticas pero sí por buena praxis después del feo tropiezo de Grecia.

Manresa no es Atenas, claro, pero es tierra de baloncesto, un milagro ambulante que tendrá que remar muy duro hacia la permanencia. Lo tendrá más fácil con la actitud que intercambió intangibles por números hasta casi el final: segundas oportunidades, defensa, circulación, energía. No le llegó ante el Real Madrid pero le llegará contra otros. Eso y más partidos notables como el de hoy de Alex Hernández, Ramsdell o Asselin y casi heroicos de DeVries (23 puntos).

Para el Real Madrid queda el octavo triunfo sin mácula en ACB pero un partido discutible en lo colectivo, intenso sólo cuando Manresa le mordía los tobillos y resuelto por garrotazos individuales (Llull y Rudy a la cabeza). Mirotic empezó bien pero desapareció y Carroll estuvo más correoso que explosivo. A cada acelerón le siguieron malos ataques, pérdidas, demasiadas faltas y despistes defensivos. Hasta el reagrupamiento a partir de la energía bien canalizada por Llull y Draper. Y a otra cosa. Así son estos tiempos, cada vez más reñidos con el aroma a milagro.