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Baloncesto | NBA

Carmelo devuelve a los Knicks el respeto perdido

El campeón Miami ha visto como dos de sus rivales en el Este, Indiana y Philadelphia, se diluían con las lesiones de Granger y Bynum. Pero otro equipo se erige como tercera vía de la Conferencia por detrás de Miami y Boston: son los renacidos Knicks de Carmelo Anthony.

<b>LOS CINCO PILARES. </b>De izquierda a derecha, Carmelo (7), Kidd, J. R. Smith (8), Felton (2) y Chandler.
getty

Nueva York no estaba tan ilusionado con sus Knicks­ desde que Pat Riley lucía gomina y trajes de un millar de dólares y Spike Lee hacía películas que realmente interesaban. Eran mediados de los años noventa y los choques de los de Pat Ewing contra los Pacers de Miller y los Bulls de Jordan eran el mejor espectáculo que se podía ver a lo largo de la Avenida Broadway. Tras años oscuros, los Knicks han resucitado justo cuando los Nets se han mudado a Brooklyn para disputarles el trono de la ciudad. Tras ganar en San Antonio a los poderosos Spurs, su balance de 6-0 es el mejor de la Liga y el mejor inicio de la franquicia desde 1993, cuando fueron finalistas.

Los Knicks jugaron la pasada madrugada en Memphis ante Marc Gasol y los Grizzlies, rival de cuidado. Pero aunque perdieran, el primer objetivo está cumplido: recuperar el respeto perdido. Son un grupo de viejos rockeros que han comenzado la temporada jugando bien en ataque y en defensa. Y por encima de todo, los Knicks tienen a Carmelo Anthony como líder y primera opción ofensiva con 23,8 puntos de media.

Con Melo jugando de falso ala-pívot, a lo LeBron en Miami, el equipo está corriendo con estilo y sentido, bien dirigido por Felton y Kidd. J.R. Smith es clave desde el banquillo. En defensa manda con orgullo Tyson Chandler, el mejor defensor del curso pasado que ha recibido la inesperada ayuda, en la pista y en el vestuario, de Rasheed Wallace que ha vuelto a la NBA después de dos años retirado.

El éxito ha llegado sin Amare Stoudemire, su otro all star, que se recupera de una lesión en la rodilla. El gran reto del técnico, Mike Woodson, será integrarle sin trastocar lo que funciona a la perfección. En Nueva York hay dudas de que lo logre, pero no de que, al fin, sus Knicks­ vuelven a ser respetables.