baloncesto | perfil de D'Antoni
El técnico que cambió a Garbajosa e hizo MVP a Nash
D'Antoni, leyenda como jugador del Pallacanestro en el Olimpia Milano, fue el técnico que hizo de Garbajosa un pívot moderno y que revolucionó la NBA con los Suns de Nash y Stoudamire.
"Tengo un cariño muy especial a Mike D'Antoni". Si Pau Gasol quiere saber más sobre su nuevo entrenador, además de hablar largas horas con Steve Nash lo tiene fácil. Y en español. Basta con que haga una llamada a Jorge Garbajosa. Fue D'Antoni quien, en Treviso cambió el juego de Garbajosa. En 175 partidos en ACB, de 1996 a 2000, Garbajosa no lanzó ningún triple en Vitoria. En Treviso, a la orden de D'Antoni en la Benetton, se convirtió en un especialista.
Para saber cómo interpreta el baloncesto Mike D'Antoni (8-5-1951, Mullens, West Virginia), nada mejor que atender a su doble nacionalidad: estadounidense e italiana. Es la misma mezcla que vertebró su juego y ahora sus ideas, mezcla de la sabiduría europea y el inconfundible estilo americano. D'Antoni, que apenas fue un segunda ronda del draft (1973), no hizo fortuna en la NBA, así que, como además tenía otras inquietudes impropias en aquella época del jugador medio de la liga profesional, exploró Europa y encontró gloria en Milán. Con el Olimpia Milano (Tracer entre otras denominaciones) amasó un historial grandioso: 2 Copas de Europa, cinco Ligas, una Korac y dos Copas de Italia. Después de 12 años allí, se convirtió en leyenda en un club con gigantes como McAdoo o Meheghin. Fue el escudo del pallacanestro y hasta se vistió la camiseta Azzurra en la Nazionale.
Todo fue rápido para Mike D'Antoni. Apuró su carrera hasta los 39 años porque disfrutaba como nadie del juego, pero estaba escrito que sería entrenador de su equipo de siempre. Después de Milán, donde dirigió un club crepuscular que ya no reverdecido más gloria, la Benetton le llamó al orden. Allí también triunfó, aunque sin la corona europea. Al fin, estaba listo para el gran salto.
D'Antoni entrenó a Denver Nuggets (1998-99) y Portland Trail Blazers (200-01), pero donde dio con la tecla fue en los Suns, donde aterrizó después de otro año puente en Treviso (Gherardini le convenció para su vuelta soñando con conquistar la Euroliga). El baloncesto que D'Antoni había tenido siempre en la cabeza fue expresado con maestría por Nash, a quien hizo MVP de la competición. Los Suns jugaron el baloncesto más atractivo de la NBA en años (Nash hacía una pareja espectacular con Stoudamire y escoltaban Marion, Leandrinho...) y si no fueron campeones fue por una recordadísima serie ante los Spurs con una agresión de Bowen a Nash que terminó por sacar de quicio a los Suns. Phoenix, que no había estado tan cerca del título desde que Kevin Johnson, Charles Barkley, Chambers o Majerle llegaron a la final de 1993 y perdieron ante los Bulls de Jordan, guardará un recuerdo único de ese equipo que moldeó D'Antoni. No hace falta ganar para dejar huella.
Ahora D'Antoni llega a Los Ángeles, el glamour máximo. Se encuentra, sin duda, ante el mayor desafío de su carrera. Después de una experiencia menos agradable en los Knicks, donde no fue capaz de implantar con éxito el baloncesto de transición, aterriza en los Lakers. Se reencuentra con un Nash más viejo. En otra época, nadie dudaría que la mezcla D'Antoni-Nash-Bryant devolvería la ilusión por el showtime al Staples. Garbajosa diría que lo cambiará todo. Como a él.