El Barcelona se toma un respiro

baloncesto | barcelona 99 - dallas mavericks 85

El Barcelona se toma un respiro

El Barcelona se toma un respiro

El equipo azulgrana gana por tercera vez en su historia a un rival NBA. Los Mavericks, bajo mínimos, no contaron con Nowitzki. La mejor noticia, los minutos de un Navarro recuperado.

No son ya estos partidos ni el mejor escaparate para la NBA ni las citas históricas que fueron hace no tanto. Muchos puentes se han quemado, muchos jugadores de aquí han ido allí y ya son unas cuantas las costaladas que las franquicias estadounidenses se han pegado en estas giras que son un asunto más mercantil que deportivo. Los equipos están en chanclas, dentro de unas pretemporadas en las que los amistosos son allí aún menos relevantes que aquí. Las estrellas juegan poco, a veces nada, y ni los sistemas ni la energía son los óptimos.

No son, es el mensaje, partidos ni para comparar universos baloncestísticos ni para sacar grandes conclusiones. Son curiosidades con un toque picante y al fin y al cabo buenas ocasiones para engordar la colección de recortes que es parte fundamental del alma de un equipo. Y el Barcelona ya tiene tres muescas en una estadística muy saludable: siete partidos contra rivales NBA, tres victorias. Esta última ante los Mavericks no tuvo ni el glamour ni la mística ni la belleza de la de hace dos temporadas ante los Lakers, cuando el campeón de Europa ganó, una pequeña conquista del mundo, al de la NBA. Veraneante, pero vigente campeón. Dallas Mavericks fue un rival discreto que además dejó en el banquillo a Dirk Nowitzki, que no pisó la cancha para decepción de un Sant Jordi que se perdió unos minutos, siempre un regalo, de uno de los mejores jugadores europeos de siempre.

Dallas no fue el campeón de 2011 porque ya no es ese equipo, del que sin Nowitzki apenas queda Marion. Pasarán las semanas, arrancará la temporada NBA y será un buen equipo, sin duda. El hueco salarial que dejaron las marchas de Chandler, Barea, Kidd, Butler o Stevenson no lo han podido rellenar ni con Deron Williams ni con Dwight Howard. A cambio, Mark Cuban ha tenido reflejos para agrupar un buen lote de jugadores de clase media: Kaman, el actual Brand, Collison, un OJ Mayo aún por explotar, Dahntay Jones... Y tiene un muy buen entrenador, Rick Carlisle. Y a Dirk Nowitzki, claro. Una leyenda gigantesca.

Así que en Tejas correrán un tupido velo con respecto a esta noche del Sant Jordi y a otra cosa. El Barcelona en cambio se sacudió las malas pulgas y se lo pasó bien, que al fin y al cabo es la esencia del deporte y que es algo que no ha parecido estar haciendo este equipo en su pésimo inicio de temporada. Con muchas piezas por ensamblar, jugadores en fase de recuperación, roles no muy bien definidos y la sensación de estar a caballo entre el pasado y el presente. El partido tuvo algo de balsámico y dejó buenas noticias y algo de esa esencia que tendrá este Barça y que, si tiene paciencia, dará resultados. Tal vez hoy, seguro mañana. Tuvieron su protagonismo Abrines, Todorovic, Rabaseda y hasta Hezonja, que compartió minutos con Jasikevicius: 17 años, 36 años. El mañana del baloncesto europeo contra el siempre, el talento infinito de un jugador único que no ha regresado a Barcelona en busca de un retiro dorado. Pensar eso es no conocerle. Con él en cancha el Barça juega mejor, su ataque tiene esa fluidez que tanto necesita y a sus pívots se les caen los puntos de los bolsillos. En 2012, todavía: Sarunas Jasikevicius.

Pero la gran noticia fue Navarro, que en el día menos pensado anunció que sale del túnel: jugó mucho y jugó muy bien, dejó destellos de su mejor versión y dejó 19 puntos (5 triples), 4 rebotes y 4 asistencias. Él y Mickeal descerrajaron a los Mavs. El de Queens, drafteado pero traspasado en su día por los Mavericks, jugó uno de esos partidos que tanto le gusta, con ráfagas de playground: 19 puntos y 6 rebotes. Ellos dos, mucho más que el corazón de este Barcelona, firmaron los mejores minutos de un Barcelona que reventó el partido en un tremendo tercer cuarto (32-16) en el que, todo hay que decirlo, opuso poca oposición Dallas, que apretó en el último parcial a golpe de músculo defensivo. Para nada. Llegó a perder de 18 (74-56), se puso a siete (78-71) pero perdió de catorce (99-85). Dos triples de Navarro, baloncesto, cortaron una reacción de los Mavericks que era pura cuestión de músculo. Dallas se acabó cuando el Barcelona selló a Brand y sobre todo a Kaman. No fue el día de Collison y desde luego no se reivindicó Mayo (1 punto, 0/7 en tiros de campo).

Tomic tuvo destellos en ataque y lagunas en defensa (12+10) y Jawai incidió en el juego de forma sísmica, como acostumbra. Wallace jugó mucho y lo aprovechó poco, pero era el día de la vieja guardia: Mickeal, Jasikevicius y un Navarro colosal, el jugador que tiene esa versión que, si la alcanza, lo cambia todo. Y quizá por ahí ha encontrado el Barcelona un punto de apoyo, un argumento para cambiar de inercia. Y eso, simplemente eso, puede convertir en trascendental un partido sin más historia que el placer de ganar a un rival, aunque casi de visita turística, de la nobleza NBA.