"Nos acogieron; no nos sentíamos extranjeros"

¿Qué recuerda de aquel invierno de 1992, cuando el Partizán jugó en Fuenlabrada?

No sabíamos dónde estaba Fuenlabrada, pero rápidamente tuvimos una bonita conexión con esta ciudad. Creo que es una de las experiencias más bonitas de mi vida. No nos hicieron sentir como extranjeros, nos sentimos como en casa.

¿Cómo se centra uno para jugar al baloncesto cuando su país está en guerra?

La gente de Fuenlabrada nos facilitó mucho las cosas. Además, éramos jóvenes y no pensábamos mucho en ello.

¿Es especial para usted volver aquí, a Fuenlabrada?

Es la primera vez que regreso. No deja de ser el sitio donde comenzó un camino que terminaría con el título europeo. Estoy entusiasmado y también algo nostálgico. No veo el partido de hoy como un partido entre dos equipos sino entre dos clubes muy, muy unidos.

¿Alguna anécdota?

Sí. En el último entrenamiento que tuvimos aquí me regalaron un tarta. Era mi cumpleaños y me hizo mucha ilusión.

Después de siete partidos en Fuenlabrada, volvieron a Belgrado para jugar uno. ¿Se les hizo raro volver allí?

Es como montar en bicicleta; nunca se olvida. Pero fue extraño tras haber jugado en Fuenlabrada tantos partidos. Además, esperaba el pabellón lleno y no lo estuvo. Aún no sé la razón.

Y tras ese partido, la Final Four de Estambul.

El triple de Djordjevic, fui el MVP... Recuerdo que nunca tiramos la toalla; ni con la canasta de Jofresa. Cuando metió el triple Sasha estaba ¡tan feliz!

¿Fue más especial ese título o el que consiguió con la Virtus de Bolonia años después?

Ambos los son. El que conseguí con el Partizán fue el primero y el de la Virtus... Italia es mi segunda casa.