La ambición acudió al rescate

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Suena la bocina y Garbajosa, comentarista en TVE, se queda mudo, ni una palabra: ha roto a llorar. Le embarga la emoción. Sus amigos y excompañeros tocan otra vez la cima. La octava medalla en los últimos doce años. Pero a él, que sigue siendo uno de ellos, todavía se le saltan las lágrimas con un nuevo éxito. Justo esa ambición, el ansia por pelear hasta el final el único título que le falta a una generación irrepetible, rescató a España tras una primera parte nefasta. No recuerdo otra peor en lo que llevamos de siglo.
La Selección no anda fina, plantilla sin equilibrio y jugadores desubicados, con puestos claves vacantes (alero alto y pívot tirador), con un ritmo cansino Pero le queda el talento y el deseo, el reto del oro olímpico para un grupo que se sabe de leyenda, que lo bordó en la reanudación. Apretó y corrió, ¡sí!: pura pasión. La que le faltó a Rusia.



