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Final Liga Endesa | R. MADRID 75 - BARCELONA 81

El Barça tira por tierra la gran fiesta del Madrid

Los triples, la defensa zonal y el orgullo culé frenaron a los blancos

<b>DECEPCIÓN. </b>Pablo Laso sonríe irónicamente tras una decisión de los colegiados. Sanz, Sergio, Reyes, Suárez y Begic lo ven desde el banquillo. Gran oportunidad perdida.
DECEPCIÓN. Pablo Laso sonríe irónicamente tras una decisión de los colegiados. Sanz, Sergio, Reyes, Suárez y Begic lo ven desde el banquillo. Gran oportunidad perdida.reportaje gráfico: pepe andrés y rafa aparicio

Todo andaba listo para la gran fiesta blanca, incluso el Palacio había crecido con localidades extra para la ocasión. Esperaba la primera celebración del Madrid en casa en 19 años y debía ser a lo grande. Pero esa es la enormidad del deporte, que si haces planes -y hay que hacerlos- te los rompen.

Los azulgrana quebraron el jarrón de la lechera con un volantazo sorprendente. Con Ndong ausente por lesión y Eidson chupando banquillo, Pascual tiró por la calle del medio. Su Barça saltó a la pista como un equipo inferior en recursos, pero capaz de batir a cualquiera por orgullo. Se puso a defender en zona, a ralentizar el ritmo... Puro catenaccio­. Y reboteó, y enchufó de tres lo que se le había negado en esta final (10 de 20). Cuatro jugadores abiertos para generar espacios y exprimir a Lorbek, Navarro, Mickeal y Huertas, que apenas descansaron. Daba igual, no había mañana, era dar el golpe o morir de pie. ¡Vive! Ya tiene el quinto, el sábado en el Palau, y ahora piensa que volar es posible. Le aguarda su cancha, su gente, como al Real ayer. A ver qué pasa.

Hace 14 años que el Madrid no gana tres partidos seguidos al equipo culé. La cuenta sigue abierta. Los de Laso quizá tardaron en espabilar, no llevaban el compás, pero se sentían superiores, lo eran por arsenal, físico, frescura, incluso por talento. Pensaron que reaccionarían, pero nunca se acoplaron al juego de espacios rival, que emulaba al Caja Laboral en semifinales, a aquel primer duelo en el que Lampe­ dio la campanada. Lorbek lo calcó con el apoyo aéreo de Wallace, el secundario al rescate, liberado después de tanta crítica (16 puntos)

Sin rebotes, al Madrid le faltó juntar líneas atrás, reducir huecos para tomar el mando. Nunca lo tuvo (60-73), aunque perdió sintiéndose mejor, cuando Mirotic llamaba a la remontada en el minuto final (75-79). Tarde. Ganó el orgullo y un planteamiento a la desesperada e inteligente a la vez de Pascual. Queda el quinto, queda el Palau... Que pronostique otro.