Liga Endesa | real madrid 73 - caja laboral 64
El Madrid se desmelena con Llull y Velickovic
El Caja Laboral acorraló de inicio al Madrid, pero los de Laso se levantaron para empatar a uno la semifinal. Llull, Velickovic y Suárez, los mejores. Florentino estuvo en el Palacio pese al reciente fallecimiento de su esposa.
En el deporte el talento, el físico y la táctica son fundamentales, pero sin corazón y empuje no hay nada que hacer. Y esa tensión, ese deseo fue lo que mantuvo vivo al Madrid cuando los nubarrones cubrían el Palacio, cuando el Caja Laboral atisbaba media final en el horizonte: 10-18 y 15-23.
Los de Ivanovic mandaban desde atrás, con Oleson clavando la defensa sobre Carroll y, de propina, cuatro triples sin mácula. Ese duelo lo resumía todo. El Baskonia fluía por la paz que le otorgaba su actitud defensiva. Fallaba tiros fáciles, pero se le intuía cómodo con cuatro y hasta cinco jugadores abiertos, con Prigioni marcando el compás.
En la otra trinchera, el Madrid se perdía botando. Se proponía meter más balones dentro para castigar a Lampe, pero desistía pronto. No sabía bien a quién dárselos: Tomic erraba, a Begic le mataba su espalda y Mirotic seguía lesionado (pidió vestirse de corto, pero aún no podía ayudar). El Real jugaba en individual, forzadísimo, siempre a remolque. Pero vivía y lo hacía por pura ambición, por coraje, por ganas, las que le llevaban a cerrar el rebote, a permitir sólo tres ofensivos en la primera parte, para un total de 23-14. Su defensa no era mala, no atosigaba a Prigioni como si fuera Petrovic, sino que vigilaba más a los receptores de sus pases, también a Lampe, al que le exigió más físicamente. Por eso, cuando Oleson se sentó y Carroll voló como un pajarillo, sin nadie que le controlara sus pies, el Madrid dio un arreón que le igualó en el marcador: 27-27 tras cinco puntos del americano.
En la reanudación, otro empellón del Caja Laboral: 36-40 y... Justo ahí, en un tramo vital, surgió Suárez con otra tarde completa, torera. A su amparo creció Velickovic, que metió sus 16 puntos en la segunda parte. Brío para romper desde fuera y, sobre todo, dañino al poste. Sí, el Madrid necesita un pívot, queda claro, aunque no por el serbio. Un triple, un robo y dos tiros libres suyos dieron aire a su equipo, el mismo que se le escapaba al Baskonia. Quizá fatiga, quizá falta de concentración, pero el ritmo era blanco, era de Llull. El Potro de Mahón cabalgaba de nuevo y Prigioni hincaba la rodilla. Al banco para guardar fuerzas y empate a uno. Qué semanita nos espera.