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liga endesa | real madrid 82 - banca cívica 68

El Madrid sobrevive a Plaza

Lección táctica del técnico de Cajasol que mantuvo a su equipo vivo hasta el tramo final del último cuarto. Al Madrid, que se escapó al final, le resucitó el trabajo de Llull, Begic o Felipe.

<strong>EL MADRID GANA UN PARTIDO DURO.</strong>
EL MADRID GANA UN PARTIDO DURO.

El Real Madrid ganó como estaba en el guión pero sufrió hasta la agonía tal y como sólo algunos barruntaban. Ante un Banca Cívica evidentemente menos profundo y con Paul Davis bajo mínimos (apenas 12 minutos), el equipo blanco mascó durante más de tres cuartos el odioso miedo al fracaso, el peliagudo traspiés que le llevaría a Sevilla a jugar con la espalda contra la pared. Al final ganó y hasta despegó: 66-64 en el minuto 34, 80-64 en el 39. Maquillaje y algo de jerarquía para un partido en el que Banca Cívica se desfondó y el Real Madrid se quitó de un manotazo el nudo que Joan Plaza había deslizado por su cuello.

El Real Madrid necesitó templar los nervios a base de sudor y vértigo para domar un partido que se le había encabritado (46-54, minuto 25). Necesitó una fase de barullo arbitral, unas defensas potables más por intensidad que fundamento y el habitual extra de profundidad de plantilla con el que aniquila a casi todos los rivales en el campeonato doméstico. Si Mirotic era baja, si Tomic dimitió tras un inicio prometedor y si Carroll se quedó en 5 tiros y 3 puntos, fue el turno de Llull (13 puntos, 4 rebotes, 5 asistencias), Begic (9+7) y el eterno Felipe Reyes (13+6). Con eso y el doble de tiros libres que su rival (34 a 17), el Real Madrid logró el triunfo que le transforma de muy favorito a enormemente favorito para estar en semifinales.

Pero bien haría el equipo blanco en revisar un partido que por fases fue una tortura medieval. Su plan habitual (transición, circulación, anotación) funcionó en un primer cuarto en el que si no rajó el partido fue por el 4/7 en triples de Banca Cívica. A partir de ahí comenzó a desplegarse la trampa de Plaza como una ominosa sombra que cubrió un Palacio que acabó animando a fuerza de llevarse sustos. Joan Plaza ganó por knockout el duelo de entrenadores y desquició al Real Madrid a base de control en ataque, selección de tiro, transición secuestrada y un ejercicio defensivo para enmarcar: intensidad, variantes, rotación y un plan milimétricamente estudiado y muy bien aplicado. Y Urtasun, que tiene trances a lo Navarro y anotó 19 puntos. Incluso con Davis mermado y con muy poco Bogdanovic, la defensa y los triples pusieron al equipo sevillano en ruta hacia la sorpresa: 12-24 de parcial en un segundo cuarto nefasto para el Real Madrid y los citados 46-54 y 66-64. Ese fue su techo. Después, más de cinco minutos sin anotar y el partido de Sevilla al fondo del camino como clavo ardiendo.

El Madrid movió piezas hasta que encajó el puzzle. Un mal día de unos, un buen día de otros. El número de efectivos y la suma de talento y brazos decide partidos como este, que se complicó hasta el horror tras un segundo cuarto que dejó en mal lugar a la segunda unidad, Sergio Rodríguez a la cabeza. Hubo fases de ataque estático absolutamente congestionado y ramalazos individuales empapados de sudor. Hasta que aparecieron Begic, Llull, Felipe y, con el apoyo de Singler o Velickovic, gobernaron el partido y pusieron el 1-0 a la serie. Sevilla guarda un billete para semifinales... o para un tercer partido de previsión asfixiante. Es tiempo de playoffs.