liga endesa | real madrid 85 - cai zaragoza 71

Un terremoto llamado Carroll

El escolta americano anota 36 puntos y bate el récord de la temporada, hasta ahora de Haynes (35), para evitar mayores complicaciones al Real Madrid ante un buen CAI Zaragoza.

<strong>CARROLL, ESTELAR.</strong>
Juanma Rubio
Nació en Haro (La Rioja) en 1978. Se licenció en periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. En 2006 llegó a AS a través de AS.com. Por entonces el baloncesto, sobre todo la NBA, ya era su gran pasión y pasó a trabajar en esta área en 2014. Poco después se convirtió en jefe de sección y en 2023 pasó a ser redactor jefe.
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En el fichaje de Jaycee Carroll por el Real Madrid anidaba el trauma de muchas derrotas ante el Barcelona decididas, encauzadas o simplemente ribeteadas por Juan Carlos Navarro. En los tiempos oscuros que precedieron al actual período de brotes verdes, el Real Madrid no tuvo jugadores diferenciales, anotadores compulsivos a los que en cambio sí sufría en sus carnes. Carroll quería ser y de hecho está siendo la respuesta, el terremoto mormón de 1'88 y apenas 75 kilos cuya salida a pista convulsiona las placas tectónicas de los partidos. Muchas veces instrumental, no pocas decisivo (y eso incluye ya una final de Copa) y a veces alfa y omega en los triunfos del otra vez (dos puntos de margen) líder de la Liga Endesa.

Ese fue el caso ante un buen CAI: alfa y omega. Carroll tiroteó las buenas intenciones del rival con 36 puntos (uno por encima del récord de la temporada hasta hoy en manos de Haynes) en menos de 31 minutos, 9/14 en tiros de dos, 5/7 en triples, 3/3 en tiros libres, 5 rebotes, 2 recuperaciones... 39 de valoración y esa sensación de gobierno desde el talento que mira a los ojos a las estruendosas hazañas individuales que se destilan más en la NBA que en el encorsetado y dosificado baloncesto FIBA. Triples tras salidas de bloqueo supersónicas, penetraciones escurridizas... canastas de todos los colores para una ametralladora que tuvo uno de esos días en los que la defensa rival sólo puede poner la mano para salir en la foto. Nada que hacer. El liderato sigue en el Palacio gracias a Carroll...

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... Porque Carroll salvó el average pero también una porción muy notable de la victoria de un Real Madrid que ganó por talento y que sólo estuvo verdaderamente brillante a nivel colectivo en el segundo cuarto (25-13), guiado por Carroll, Mirotic y los mejores minutos de Sergio Rodríguez. El plan de partido de Abós fue perfecto, sin dejar correr al Madrid y con una excelente circulación de balón, encontrando canastas a partir de las penetraciones de Cabezas y los recursos de Hettsheimer (20 puntos, 6 rebotes). Pero Wright empezó caliente y acabó fundido y el equipo aragonés no tuvo su mejor día en el tiro de tres, uno de sus argumentos esenciales. Sobrevivió más de medio partido e incluso convirtió un 49-34 en un 53-48 (minuto 27). Pero el tercer cuarto se cerró con un par de triples del Real Madrid y un 2+1 mal anulado a Cabezas que se transformó en técnica a Abós: parcial de 11-0, 64-48 y partido ventilado. CAI dejó aroma de buen equipo. Y lo es, pero hay días que no son los mejores para visitar el Palacio...

La exhibición descomunal de Carroll tapó un muy mal día de Llull, que falló sus cinco tiros de campo, perdió la batalla con Cabezas y terminó con 1 punto. Es el concepto flexible de liderazgo que se puede permitir una plantilla con tanta profundidad y talento: un día tú, otro día yo. Singler aportó puntos de especialista y Begic y Felipe pusieron la albañilería en otro día para el olvido de Tomic, que jugó 7 minutos en los que Hettsheimer gobernó las zonas y el CAI se metió de lleno en el partido. Pero 40 minutos son muy largos para casi todos los rivales ante un Real Madrid muy fino que anotó muchos puntos por puro talento individual, entre ellos media docena de canastas sobre el reloj de posesión, dagas al corazón de un rival que se quedó corto pero que lo tiene todo para pelear de forma legítima por un puesto en los playoffs. Quizá entonces vuelva al Palacio y quizá entonces se encuentre una versión humana de Carroll. La de hoy, de una efervescencia casi divina, no dejaba lugar para la sorpresa.

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