Desactivada casi de salida una victoria bomba visitante en el Palacio, quedaba claro que el Blancos de Rueda Valladolid iba a pagar los platos rotos de la derrota blanca en Valencia. Con 23-10 en el minuto 13, la pregunta era cuánto tardaría el Madrid en vestirse de líder, en lograr esos 20 puntos de renta que necesitaba para desbancar al Barcelona. La incógnita duró poco: apenas otros tres minutos (34-14), ya incluso con el canterano Jorge Sanz en pista.

El equipo pucelano lo intentaba con una zona demasiado estática, que permitía a Llull lanzar liberado una y otra vez; y en ataque no percutía, no iba hacia el aro, a sacar faltas (ningún tiro libre al descanso), sólo se levantaba de fuera, sin mordiente. Y así no hay quien le meta mano a los de Laso. El camino es justo el contrario, el que mostraron Bilbao y Valencia: defensa valiente y ataque intenso, buscando las cosquillas a las segundas y terceras ayudas blancas. Las dos faltas de Borchardt en los primeros 35 segundos terminaron de rematar al Valladolid, que en el intermedio firmaba 22 puntos. Al colista le resultaba imposible no mirar de reojo el duelo del domingo en Murcia, en el que ya contará con el NBA lituano Darius Songaila. Casi una final por driblar al descenso.

El Madrid tampoco fue a hacer sangre, pelín compasivo, acabó cuidando los últimos segundos para firmar ese +20 que le devolvía el liderato dos meses después: 76-55. Cumplieron todos, Velickovic fue titular, Tomic le ganó el duelo a Sonseca, Sergio dio 7 asistencias y Llull, directamente, se salió: 22 puntos y 27 de valoración sin ni siquiera disputar el último cuarto. Quedan diez jornadas y Madrid y Barça empatan a victorias. Hay Liga.