"Si somos campeones, lo recordaré 40 años"
Paul Davis (21-7-1984, Rochester, Michigan) disfruta de los paseos por Sevilla. "No conduzco por el centro para no arañar el coche", sonríe. Juega al golf en sus ratos libres (hándicap -10) y tiene un sueño: ser el MVP de la fase final de la Copa en Barcelona.


¿Qué tal su español?
Mejorando. Sé las palabras malsonantes gracias a Triguero (risas). ¡Y algunas serbocroatas! Curiosamente, estudié español cuando era pequeño en Michigan, pero pensé que nunca lo necesitaría... Aquí me han ayudado. Este es el mejor vestuario en el que estuve nunca.
Y con Triguero, más especial...
Un gran capitán, me enseñó a conocer el club, aceptó su rol. Le tengo un respeto enorme.
Con el flamenco no le convence...
Yo no puedo bailar flamenco como usted entenderá... Alguna vez hemos salido a una discoteca a tomar algo, pero mi misión ahí es el tequila... (risas). Respeto el flamenco, pero no me va.
¿Les valdrá la experiencia de Treviso?
Estamos preparados para jugar tres partidos a tope. Nos encantó ver a 500 aficionados en Treviso y ojalá vengan a Barcelona más. Sabemos que Sevilla es una ciudad de fútbol, nos gustaría engancharlos.
Fútbol. ¿Betis o Sevilla?
Se supone que del Betis, hay más gente en el club. Pero el Sevilla ha estado más alto estos años, ¿no? Y hay algo que no saben muchos...
Diga.
Que fui portero de fútbol. Y mi padre jugó a fútbol americano y al béisbol y mi madre al baloncesto. Pero nada profesional. Mi padre fue quien más me ayudó siempre, nunca faltó a un partido ni a un training camp. Y se sigue levantando a las 6:30 para verme por Internet los partidos.
Usted no ha jugado la Copa, pero sí la famosa Final Four de la NCAA. ¿Cómo le fue?
Es una locura. Fue en Saint Louis, se jugó en un estadio de fútbol americano, con 60.000 personas; todos los medios estaban allí. Perdimos la semifinal ante North Carolina. Jugaba con Alan Anderson, que estuvo en el Barça, y con Ager, que jugó aquí. Dentro de 40 años recordaré esa experiencia. Y recordaré 40 años Barcelona si somos campeones.
La leyenda dice que no es un buen defensor...
Estoy en el Top-Ten de robos. Igual no pongo muchos tapones, pero estoy mejorando.
¿Mejor ya con los árbitros?
He entendido que no voy a conseguir que cambien sus decisiones, que tengo que adaptame a ellos. A veces me iba de los partidos. He aprendido a controlar mis emociones.
¿Y con Plaza?
A veces chocamos, discutimos. Pero sé que le necesito para tener éxito. Y él me necesita para el éxito del equipo... Duro, pero un gran trabajador.
¿Su mejor entrenador?
Tom Izzo, en la Universidad (Davis está licenciado en Relaciones Públicas). Durante cuatro años fue como una academia militar. Me hizo un hombre. Podía estar tres horas sentado explicándome qué esperaba de mí.
¿Y su ídolo?
Shawn Kemp..., antes de que se volviera loco (risas). Seattle era mi equipo. Kemp y Payton formaron una gran pareja. Aunque yo era de Michigan, prefería Seattle a Detroit.
¿Sueña con ser MVP?
Claro, pero sé que no lo podré conseguir sin mis compañeros, también los jóvenes. A ellos hay que decirles que olviden los scouts de la NBA, las cámaras, los 15.000 fans...
¿MVP?
Navarro es fantástico. Anota y hace mejor a su equipos. Y Sergio Rodríguez. Rápido, especial.
¿Y su rival Freeland?
Versátil, atlético. Bueno.
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¿Qué cuenta a sus amigos de Michigan sobre España?
Es difícil, les mando fotos... EEUU apenas tiene 250 años y La Giralda, mil. La gente allí va rápido, aquí disfruta. En Santiago leí historias de los peregrinos. ¡Sé que Plaza lo hizo! Jugué en China, Rusia. Cuando me retire, será el rédito. No seguiré ligado al baloncesto, le di demasiado tiempo ya.



