Una victoria por volumen
La energía de Felipe, los triples de Suárez y el cambio de velocidad de Llull arreglan un partido trabado a un Madrid que se impuso por profundidad de recursos. Caja Laboral se quedó corto.


El Real Madrid termina líder la primera vuelta. Crece y se solidifica porque gana jugando bien y gana jugando regular. Y gana, sobre todo en el campeonato doméstico, por volumen y profundidad de armario: tiene más y más diverso que casi todos y si falla uno aparece otro. Siempre hay aspirantes a capitán general, siempre hay quien oposita a héroe. Y eso lo tiene el Real Madrid, lo tiene el Barcelona y no lo tiene casi nadie de los demás y por eso la primera vuelta acaba con los dos en cabeza y a un salto de dos victorias, el resto. Caja Laboral este año no tiene esa profundidad que sí ha tenido en el pasado reciente. Sigue siendo competitivo y peligroso pero es un poco menos y perdió por lo mismo que está fuera del 'Top 16': cuestión de profundidad.
El Real Madrid está en la situación contraria. Y feliz. Tras el esfuerzo de Málaga sacó adelante un partido trabajo y tenso, en el que sólo se divirtió al final. Ganó sin Mirotic, que se fue en el primer cuarto con un esguince de tobillo. Ganó sin puntos de Carroll o con partido muy discreto de Singler. Pero ganó porque siempre aparece alguien: Suárez anotó cuatro triples antes de su primer fallo en el primer tiempo (17 puntos y 6 rebotes en total), Felipe fue por enésima vez la reserva espiritual y el faro en los minutos más difíciles (18+10) y Llull, que ni está en su mejor momento ni había brillado en el primer tiempo, cambió el ritmo en el tercer cuarto en plan kamikaze: de 49-55 a 68-60 a base de penetraciones del menorquín, que reactivó el ataque blanco a base de tirarse contra el muro, en su versión épica. El problema de Llull es que sigue sin desarrollar el resto de registros. Aunque sin duda este, cuando funciona, cambia partidos y levanta a la grada.
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Caja Laboral falló porque sólo impuso en una fase del partido su ritmo. Hizo cosas bien: reboteó más que el Real Madrid aunque menos en el momento de la verdad. Trató de nivelar su inferioridad de centímetros y lo hizo a duras penas. Teletovic jugó tocado y se fue a 14+13 pero no fue determinante. Y al equipo le faltó tiro (pese a los 18 puntos de Oleson) y dureza defensiva cuando el Real Madrid lanzó el órdago definitivo. Heurtel es un relevo demasiado discreto para Prigioni, Walsh no anotó... cuestión de profundidad.
El Real Madrid se metió en un embudo poco digerible tras el descanso y hasta el citado 49-55. Pero este equipo, con rachas de juego brillantes aunque no siempre continuadas, acaba encontrando métodos. Ni Tomic ni Begic fueron decisivos, aunque castigaron, y Sergio empezó bien y fue a menos hasta el repunte final. Quizá porque Ivanovic tuvo casi tres cuartos al Madrid lejos del tipo de partido que le divierte y en el que sobresale. Pero un triple de Suárez por aquí, una resurrección en plena combustión de Lllull por allá, el constante muro de Felipe... cuestión de profundidad. Y el Real Madrid líder. Y feliz. Y sano y sin más problema que el esguince de Mirotic. Casi todo buenas noticias con la trascendental visita de Siena ya a la vuelta de la esquina.



