... Y Carroll sacó su fusil
Exhibición ofensiva de Alicante y Real Madrid en un partido que los locales tuvieron en la mano gracias a un acierto sobrehumano en el triple pero que perdieron por... dos triples de Carroll.


El partido fue una exhibición ofensiva, un homenaje al juego de ataque. Durante 37 minutos (84-84), Alicante y Real Madrid se zarandearon en un reto sin frenos ni tapujos. Alicante montó un tiroteo desde la línea de tres y el Real Madrid respondió por superioridad de centímetros y talento en la zona. Ganó el Real Madrid y ganó el juego si acaso el baloncesto español necesita más partidos como este y menos corsés. Ahora el debate es ese, alimentado por las bajas audiencias y (¿quién lo iba a decir?) el rendimiento de Ricky Rubio en la NBA, al galope y sonriendo. Si el debate es el mensaje, hacen falta más partidos como este y más equipos como estos.
Pero el partido fue también una paradoja en movimiento. Alicante martirizó al Madrid con un tiroteo de acierto alienígena: metió 15 de sus 22 primeros triples ante un rival muy espeso esta vez en el perímetro. Pero fueron dos triples los que dieron el triunfo... al Real Madrid, los dos de un Jaycee Carroll hasta entonces desaparecido pero que hizo lo que hacen los killers, a la hora indicada en el lugar adecuado. Al citado 84-84 le siguieron malos ataques de un Alicante con vértigo y los dos triples de Carroll. Partido acabado. 15/28 Alicante, 5/18 Real Madrid más allá de la línea de tres. La paradoja: lo que hirió al equipo blanco durante tres cuartos y medio le dio el triunfo en dos posesiones.
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El resto de lecturas del partido pasan por esos trances de acierto, prolongado el de Alicante y concentrado el de Carroll. El resto fue un duelo de alta tensión en el que el equipo de Vidorreta defendió hasta el final su pista y sus opciones de ser cabeza de serie en la Copa, todo con un Ivanov humano (9 puntos, 6 rebotes) y desconectado en el primer tiempo por dos personales demasiado tempranas. Para el Real Madrid queda la capacidad de supervivencia y la indudable categoría ofensiva. El talento le da para mucho y en un día gris de Pocius, Singler, durante muchos minutos Carroll y especialmente Sergio Rodríguez, vivió del rebote y de la producción de sus pívots: en el primer cuarto Mirotic (16 puntos, 4 rebotes en total), en el segundo Begic (8+6+3 tapones), en el segundo tiempo Tomic (14+3, casi todo después del descanso) y siempre Felipe (13+7). El Madrid vivió de eso y del juego sin freno de Llull, un estilo que lleva a los rivales con la lengua fuera y que es un disparo al aire. A veces sale bien, a veces mal. Propició el despegue del equipo en el primer tiempo y casi le cuesta un disgusto en la recta final.
Alicante salió dispuesto a frenar el ritmo y congelar al Real Madrid. No funcionó: 10-23 en 7 minutos excelsos de Mirotic, 19-30 en el primer cuarto. Vidorreto soltó amarres y envió a su equipo al campo abierto. Alicante comenzó a correr, a ser intenso y sobre todo a encadenar triples en una sucesión con sabor NBA. Metió cuatro seguidos para volver al partido (33-36) y siguió con un martilleo liderado por un Ellis en trance: 27 puntos, 7/10 en triples. Con la ayuda de Dewar y de un Rautins que apenas participó en el segundo tiempo por un golpe en la nariz, Alicante sobrevivió primero y cabalgó después: 50-47, 56-51, 70-65 en pleno tercer cuarto. Hasta un 86-84 en el que quedó cegado y a merced del fusil de Carroll, que congeló Alicante y redefinió las coordenadas de un partido jugado, por ritmo y definición del talento porque hay que quedarse con lo bueno, esencialmente a la americana.



