Baloncesto | Liga Endesa | Real Madrid 78-Barça Regal 74
Pocius ilumina el camino y sitúa líder al Madrid
El Madrid se sacudió la tiranía del Barça Regal en los Clásicos con un triunfo que le ayudará a crecer. Voló con Carroll en el segundo cuarto, pero padeció luego la defensa culé. Tomic y Suárez a buen nivel, como Ndong y Huertas. Quíntuple empate en cabeza.
No fue un Clásico para lanzar asertos de futuro y sí para atender a impresiones y pinceladas. Parece, eso sí, que la distancia entre los dos gigantes se ha reducido. Pero sin Navarro y con Lorbek tocado, difícil sacar conclusiones.
Aséptica derrota del Barça Regal, traspié que le compromete poco o nada. Y victoria propia de vísperas de Reyes para el Madrid, noche de ilusión, de pensar en tiempos de vino y rosas, de recuperar el Palacio para la causa del baloncesto (primer lleno de la temporada: 12.888 espectadores). Este triunfo blanco es el tercero ante el ogro azulgrana en las últimas temporadas. Ahora diluvia menos, sólo llueve: 11-3. Un éxito que pone a los de Laso otra vez líderes, al frente de la tabla, aunque igualados a once victorias con otros cuatro equipos. Quíntuple empate en cabeza, algo que nunca había ocurrido a estas alturas.
Clásico de pinceladas porque vimos retazos de lo mejor de cada casa. Como el espectacular segundo cuarto de Carroll (13 tantos en esos diez minutos, aunque una de sus canastas se la apuntaron a Reyes, capitán blanco, porque la palmeó un rival). Ahí se fraguó el triunfo local: 30 puntos y tremendo parcial de 20-6 que daba la vuelta al calcetín: de 28-30 a 48-36. A ritmo de 100 puntos, ¡cooonga! Mientras, Pascual se desgañitaba pidiendo dureza, intensidad a sus guerreros. La que sí tuvieron esta vez los pívots blancos, más pendientes de ayudar en la defensa de los bajitos, más reboteadores, más efectivos en la pintura. Tomic volvió a cuajar una destacada actuación ante el Barça. Se le da bien.
Al descanso, Ndong le salvaba la cara a los azulgrana. Y Suárez era la sorpresa grata, incisivo al poste bajo, muy, muy activo. Pero se apagaron las luces en el intermedio y el decorado cambió, apareció la defensa culé, que amarró cabos, que frenó el desmelene blanco. Neutralizó gran parte de su desventaja en los tres minutos finales del tercer periodo y lo igualó todo poco después: 68-68. Restaba medio cuarto de tensión extrema, también de fallos, que se resolvió con las luces de Pocius, cinco puntos en el último sprint. La luminaria blanca para regocijo de la afición. Laso le eligió para quebrar a Mickeal y acertó. El Madrid se quita un peso de encima, vía libre para crecer.