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Sasha Djordjevic

"Fue muy especial ganar aquella Liga en el Palau"

A finales de los 90 y principios de este siglo, Djordjevic disfrutó con intensidad de la eterna rivalidad entre Real Madrid y Barcelona que el miércoles vivirá una nueva edición. Lo hizo primero como culé y luego como jugador blanco. No se atreve a dar un pronóstico, pero se confiesa madridista.

Nacho Albarrán
"Fue muy especial ganar aquella Liga en el Palau"
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Usted, que triunfó en ambos equipos, ¿se considera culé o madridista?

Dejé muchos amigos en los dos equipos, pero hay un hecho claro: terminé mi carrera jugando de blanco porque el Barcelona no quiso renovarme. Eso me tocó el orgullo. Quería demostrarles lo que se habían perdido al dejarme marchar y fue muy especial ganar aquella Liga en el Palau. Aunque también fueron emotivos los títulos con el Barça­ he de decir, con total sinceridad, que mis sentimientos son más cercanos al Madrid, porque fue donde terminé mi carrera en España y son las emociones más recientes que tengo, las de mi madridismo. De todas formas, nunca olvidaré la época del Barça, porque me sentí muy importante.

¿Cómo ve el Clásico del próximo miércoles?

Es un partido de muchas emociones, con dos plantillas favoritas en la Liga y en Europa. Si no juega Navarro, el Barça le echará mucho de menos. El Madrid no debe tener en cuenta la derrota en Badalona, que a mí no me sorprende, porque en España cualquiera puede ganarte.

¿Cómo vivía usted aquella rivalidad en su época?

Para mí eran partidos especiales. Yo crecí con los clásicos. Primero, Partizán-Estrella Roja, luego Milán-Cantú y Fortitudo-Virtus, y después Madrid-Barcelona. Para mí no es un partido más. Hay muchos sentimientos, el prestigio... A veces la victoria o la derrota te cambia la temporada. Los entrenadores les restamos importancia para reducir la presión, pero son duelos trascendentales y todo el mundo anhela jugarlos y ganarlos.

¿Le gustaría trabajar algún día en el Madrid?

A cualquier entrenador del mundo le gustaría entrenar al Real Madrid.

Ha mencionado al Partizán, ¿se acuerda de aquel año mágico en Fuenlabrada?

La gente allí nos acogió fenomenalmente. Volver allí es como entrar en el País de las Maravillas. Nos hace mucha ilusión y nos emociona. La gente fue estupenda. Nos trató como si fuéramos de los suyos y les correspondimos con garra, trabajo y orgullo. Sin Fuenlabrada no hubiera sido posible que fuéramos campeones de la Euroliga.

¿Qué tal le va por Italia, como técnico del Benetton?

Es un equipo muy joven, sin experiencia, pero estoy orgulloso de su forma de entrenarse. Hemos cambiado el quinteto inicial en las últimas cuatro semanas. Se fueron Scalabrine, Murray y Adrien a la NBA; Gentile al Milán, a cambio de Viggiano, y se lesionó Mekel. Ha venido ­Ortner, pero nos falta otro fichaje. En la Eurocopa tenemos la ilusión de ser campeones. Quiero transmitirles la ambición de ganar títulos, la ilusión y el entusiasmo por lo que hacen.

El futuro del club es incierto, ¿qué sabe al respecto?

Es el último año de Benetton como dueño del club, pero yo trabajo como si fuera a estar aquí cinco años más. Treviso se lo merece. En unos días conoceremos a los compradores de la entidad, todo nos irá mejor y volverá el ambiente histórico y ganador.

¿Ha pensado en probar en la ACB?

Mi verdadero sueño es entrenar a Serbia y mi objetivo es llevar a esta selección a unos Juegos, pero es cierto que estuve en negociaciones con equipos de la ACB y me gustaría entrenar allí algún día. Tengo muy buenos recuerdos de mis etapas en el Barcelona y en el Real Madrid.