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Euroliga | Maccabi 88 - Real Madrid 82

Farmar le hace un traje a un Madrid frágil atrás

El ex de los Lakers rompió la defensa blanca con sus penetraciones.

<b>SUPERADOS EN DEFENSA. </b>Sergio Rodríguez y Carlos Suárez pelean un balón con Keith Langford, gran anotador, pero que tuvo una presencia testimonial ayer.
SUPERADOS EN DEFENSA. Sergio Rodríguez y Carlos Suárez pelean un balón con Keith Langford, gran anotador, pero que tuvo una presencia testimonial ayer.getty

Lo más positivo de la visita del Madrid a Tel Aviv es que llegó al último minuto con una mínima opción de victoria: 85-80 y doble amago de robo. Al final, sólo seis abajo. Sin duda, lo mejor de la noche. Porque quedó claro que si las plazas para la Final Four de Estambul se repartieran ahora, el Madrid se quedaría sin billete.

Los dos equipos se retaron con un estilo veloz, nada especulativo, de transiciones rápidas y anotación fluida. Pero el Maccabi­ juega a eso con intensidad máxima, con un plan defensivo, y el Madrid aún no. Schortsa­nitis, que pesa más de 150 kilos, atrapó cada balón dividido tirándose al parqué como una pantera de figura oronda mientras sus rivales miraban.

El Madrid fue incapaz de contener las penetraciones de Jordan Farmar, el exjugador de los Lakers, que golpeó como un abnegado herrero a la defensa blanca: 9 de 11 en tiros de dos para 35 de valoración (MVP de la jornada). Calcó sus acciones una tras otra, ante la impotencia del perímetro madridista. Anotó y sirvió en bandeja tiros liberados para sus compañeros, que en la brecha abierta en el tercer cuarto ametrallaron el aro repetidas veces desde el mismo sitio. No había barricada y sí un caminito de rosas que Blu y Smith aprovecharon con maestría.

Porque plantear un duelo a campo abierto no es presentar batalla alocada. En el Maccabi cada movimiento parece responder a una estrategia diseñada. Enfrente, el Madrid sufrió cuando se vio en apuros con su defensa, cuando tuvo que atacar en estático, con Rudy errático, con Mirotic temeroso. Carroll evitó la sangría con triples de genio, sin espíritu colectivo. Debieron aprovecharle más antes y debió forzar menos luego. Faltó dirección pese a las ocho asistencias de Sergio. Begic e Ibaka compitieron con Schortsanitis, pero Sofo es mucho Sofo. El triunfo del Maccabi resultó exiguo; las sensaciones, más abultadas. Le queda trabajo a Laso.