El cuaderno de Antoni Daimiel
Macedonia es sacrificada y tiene un gran contable
La revelación. La propuesta de Macedonia no es demasiado diferente a la que pretendía desarrollar Eslovenia en este campeonato. Defensa y reducción del número de posesiones exprimiendo cada una de ellas. La virtud de Macedonia ha sido disponer de un elenco adecuado para tal plan de juego y adecuar ese guión a las características de su catálogo. La selección de Macedonia está compuesta por jugadores dispuestos al sacrificio y un gran contable y administrador de situaciones extremas como McCalebb. Voluntariosos en el rebote, agresivos de manos rápidas en la defensa de perímetro, les encanta congelar los partidos para conservarlos en condiciones de uso hasta el final. Toda una revelación, más por resultados que por juego.
Inconcebible. Todavía no ha nacido el guapo o no ha aparecido el rival capaz de bajar a España de los 75 puntos anotados. O sí, lo logró Turquía. O más bien, lo logró España con un último cuarto de dos puntos anotados. O incluso algo tuvo que ver que Pau Gasol no jugara aquel partido. Ángulos imposibles de una conjunción planetaria menos habitual que un eclipse.
Tiempo de elegidos. Las semifinales reservan el derecho de admisión a los elegidos. Del mismo modo que McCalebb, Navarro y Pau Gasol dominaron y decidieron el miércoles, fueron jugadores de nombre y cartel los que dictaminaron ayer. Como ya es costumbre Francia metió en una crema grumosa a su rival, Grecia. Ninguno de los equipos superó los diecisiete puntos anotados en cualquiera de los tres primeros cuartos. El sedante general permitió la irrupción y el decreto de Parker y Batum para encumbrar a los galos. En el Rusia-Serbia a Kirilenko le faltó solo arbitrar. Pese al sufrimiento habitual por la ausencia de un base puro, Rusia sacó a desfilar a Kirilenko con el título vitalicio de estrella de la intendencia. Un zar de los tangibles e intangibles, una demostración extraordinaria de cómo se puede ser presidente del gobierno desde la formación profesional. En los minutos decisivos Kirilenko acumuló robos, rebotes de ataque, sacó faltas personales, metió canastas y tiros libres. Minó la cancha y jugó de puntillas para meter a Rusia en la semifinal.