Eurobasket 2011 | El análisis del campeonato
Que haya salud en España porque categoría sobra
Sin miedo. Olvidemos los peligros. La atención sobre futuros problemas distrae hacia un presente que podría torcerse por azar o error. España no debe dejarle espacio a la desilusión porque la expectativa de ganar los tres partidos que restan nunca va a ser exagerada. Contra Eslovenia debemos romper el encuentro en los tres primeros cuartos. La mejor manera de hacerlo será metiendo tiros libres (es probable que nos hagan muchas faltas) y con una defensa que nos permita correr, puntear tiros y rebotear. Si Eslovenia llega viva a los últimos minutos, ventajas y análisis se tornarán clandestinos y España podría quitarse el cinturón de seguridad según acelera. Estamos donde y como queríamos. Que haya salud porque categoría sobra aunque no alcance para el resto.
El resto de eliminatorias. El cruce de Serbia y Rusia es producto de un merecimiento, de una apetencia general. La Serbia calculadora y pícara, gustosa de los zarpazos desde la clandestinidad de su madriguera tiene que medirse a una Rusia paradójica que añora la imaginación, la dirección y la inteligencia de la época soviética. Ahora es un equipo de laboratorio repleto de jugadores que son muy altos para hacer lo que presuntamente saben hacer pero con una inteligencia artificial de serie, insuficiente cuando aparecen trampas no computadas por su procesador.
Consuelo macedonio. En el último segundo de su último partido Macedonia paladeó el sabor amargo del niño que se ha portado bien y no recibe regalo. A la actuación más meritoria por lo inesperada, al cuento más bonito, puede sonarle el despertador de Lituania para romper abruptamente un sueño. Su consuelo es agarrarse a que el desconsuelo no deshaga su patrón.
Virtudes griegas. Francia ha sido efectista con la decisión de su futuro o al menos aprovechando las ventajas que les concedió la imbatibilidad antes de medirse a España. Parker y Noah descansados necesitarán colaboración ante una Grecia sin estrellas, con menos presión y más dueña de tradicionales virtudes cardinales de sus clásicos como inteligencia práctica, coraje civil, equidad y moderación poco ruidosa.