Eurobasket Lituania | España 77-Alemania 68
Nowitzki se enreda en los brazos de la familia Gasol
Marc (24) y Pau (19) hacen casi el 60% de los puntos ante Alemania.
España mantiene la ilusión en Lituania gracias a la familia Gasol, los hermanos Pau y Marc: tan simple. Ante Alemania, con los dos equipos en situación de triunfo obligado, Marc mantuvo el ataque posicional, con 24 puntos (12/14 en tiros libres) y cinco rebotes. Pau, dolorido en el tobillo, se fajó en la defensa a Dirk Nowitzki y acabó sin anotar la primera parte. Pero, de vuelta del descanso, dos jugadas de tres puntos (una, tras falta de Nowitzki; otra, un triple), hincharon las velas de Pau y de su Selección, hacia una prestación de líder: 19 puntos y siete rebotes.
Los dos Gasol aportaron 43 puntos y 12 rebotes al crucial éxito español: 77-68. En puntos, casi el 60% del total del equipo. Y el 36% de la masa colectiva de rebotes (33). Dos chicos currantes, hermanos de sangre y de armas, que son lo que son después de miles de horas por los cielos, madrugadas y canchas de EE UU y la NBA. Tras ellos y bajo sus brazos navegó la ilusión de España.
Además, la defensa española en el perímetro molestó el cansino ritmo de los caballeros teutónicos, que sumaron 16 pérdidas de balón, una hemorragia. Hasta el descanso (36-33), las manos de Pau y Serge Ibaka estaban llenas con la defensa del astro Nowitzki. Marc se las veía con Kaman. El tercer cuarto ardió entre llamaradas de los Gasol. Ellos anotaron 18 de los 20 puntos españoles (y Navarro, dos) en diez minutos, del 20 al 30. Pero en el 30, España sólo vencía por 56-55. Ahí, Alemania tiró de poderío y pasó al frente en el minuto 31: 56-57. "Yo vengo y yo digo: Dirk Nowitzki".
Velocidad.
Entonces, Scariolo ordenó correr más y más, hasta enterrar en el mar las reservas alemanas de energía. Calderón se dolió de un golpe en la cadera y surgió Ricky Rubio, con los robos de balón y alegría en transiciones que quieren disfrutar en Minneapolis: 70-65, 74-65. "Let the river run", "dejad que el río fluya", cantaba Carly Simon. Y en Ricky nació y fluyó el último torrente de velocidad que anegó los cañones de Nowitzki, Kaman y Benzing tras las cargas de los Gasol: 77-68. Torres más altas han caído. Del brazo de la familia Gasol, torres más altas tienen que caer. Y qué alegría, lo de Ricky.