eurobasket 2011 |alemania 68 - españa 77
Pau Gasol define a España
España resolvió un partido espeso en un último cuarto jugado con determinación, intensidad y más recursos que una Alemania ahora virtualmente eliminada. Los hermanos Gasol, decisivos.
Qué y quién es Pau Gasol para la ya legendaria generación del 80 es algo que está perfectamente escrito y cartografiado. Qué y quién es en esta era tan corregida y tan mejorada del baloncesto español, también y del mismo modo que quién y qué es Pau Gasol para la actual Selección. Se llama talento, lo que nunca se le ha negado, pero se llama también determinación, deseo y convicción. Los grandes son los que no aceptan el destino sino que lo dibujan, los que, incluso heridos, arrastran a todos. Ese es el verdadero liderazgo y así fue el partido de Pau Gasol ante Alemania, definido en los números pero sólo comprensible en su verdadero valor sobre el ánimo, la unión y la autoestima de la tropa que lidera.
Los números: Pau Gasol cerró un primer tiempo de sufrimiento para él y España (33-36) con cero puntos, cuatro tiros fallados, las cámaras de televisión fijas sobre su tobillo y conato de debate sobre la conveniencia de su presencia, tan renqueante, en cancha. En el segundo tiempo jugó 17 minutos y anotó 19 puntos, 10 seguidos sin fallo en el arranque del tercer cuarto, y redondeó sus números hasta los 7 rebotes, 2 tapones, 2 robos y 6 faltas recibidas. Anotó, consiguió que el balón circulara por dentro de la zona, defendió y corrió. Una lección de generosidad y personalidad valiosa para todos, quizá especialmente para Marc, que comparte genes y que tendrá mañana muchas de las responsabilidades que hoy tiene su hermano mayor. En este partido, borrando su mal segunda parte ante Turquía, el hermano de Pau estuvo de principio y fin y terminó con 24 puntos, 5 rebotes y 9 faltas provocadas.
De los 77 puntos de España, 69 los anotaron los Gasol, Navarro y un San Emeterio que jugó mucho y jugó bien, triples importantes primero y defensa y consistencia en el tramo final. Scariolo encuentra soluciones donde a veces ni las busca entre otras cosas porque maneja más cantidad y más calidad de la que quiere creer. La mejor España fue esta vez una España de intangibles, que fue por fin de menos a más y que firmó un gran final de partido con una intensidad defensiva salvaje y una determinación absoluta en ataque. Igualados los duelos de hambre y energía, España ganó porque es más que Alemania. La buena noticia es que estamos más cerca de cuartos de final. La mala, daños colaterales, que no veremos a Dirk Nowitzki en los Juegos Olímpicos de Londres.
Las dos caras de España
Si Pau Gasol es el rostro de la jerarquía de España, seguramente Ricky fue esta vez la imagen del tobogán que recorrió la Selección. Con Sada fuera de juego, Llull negado y Calderón ausente en el segundo tiempo (siete minutos en cancha), el todavía joven Ricky (a veces cuesta creerlo) pasó de brillar por intensidad defensiva y ritmo de ataque a desesperar por riesgos excesivos atrás y ceguera adelante y de ahí a sobresalir otra vez por desgaste e intendencia: presión y ayudas asfixiantes sobre Nowitzki. No anotó pero sumó 5 rebotes, 3 asistencias y 4 robos. Y ejerció de base en la recta final del partido, cuando España convirtió el 57-56 a favor de Alemania tras la última canasta de Big Dirk en el 65-74 que tenía el partido muerto en el último minuto. Nowitzki apenas pudo recibir, apenas pudo hacer daño en los que suelen ser sus minutos, los de la verdad, y terminó desesperado y derrotado. Y eso, o el control sobre Kaman en ese tramo decisivo, son méritos que hay que reconocer a esta Selección que se afirmó con los Gasol y Navarro pero también con Ricky y San Emeterio en un sano ejercicio de flexibilidad.
Antes y durante tres cuartos España sufrió mucho y, como ante Turquía, recibió parciales en contra tras cada estirón (de 18-26 a 27-26, de 46-54 a 53-54). Alemania, más corta de efectivos y de talento total, es un muy buen equipo bien agrupado por Bauermann en torno a Nowitzki. Un equipo muy peligroso que saca lo máximo de lo que tiene pero que está a un punto de hervor de aspirar a lo máximo. Benzing, un alero de 2'09 con posiblidades extraordinarias, está todavía tierno y sus mejores años llegarán cuando ya hayan pasado los de Nowitzki, ya un tomo de la historia del baloncesto. El tomo del fade away; el del diseño del ala-pívot moderno.
Las (controladas) rachas de Dirk y los habituales problemas de España en la defensa de los bloqueos, aprovechados por secundarios meritorios como Hamman, Herber o Schaffartzik, llevaron el partido al filo: 63-66 mediado el último cuarto. Los minutos que siguieron, los decisivos, fueron los mejores de España y endulzaron el sabor de boca de un triunfo instrumental en el camino hacia cuartos, uno que quizá ayude a que por fin España coja continuidad en su vuelo. Conviene quedarse con el triunfo y con ese mensaje final pese a las lagunas habituales en la rotación y en el juego. Serbia y Francia serán rivales más peligrosos, casi tan peligrosos como el esguince de tobillo de Pau Gasol, el jugador que define el qué y el quién de esta Selección y el que definirá seguramente el cómo y el por qué de este Eurobasket.