Cuando en una final de la Euroliga Míster Títulos Obradovic anda por medio no suele haber sorpresas. El técnico serbio sigue agrandando su leyenda. Octavo título de campeón de Europa, con cuatro equipos diferentes y en apenas 19 años. De hecho sólo ha perdido una finalísima, ocho de nueve, y fue en la temporada de la escisión, en la Suproliga de la FIBA sin todos los clubes en liza.

El más grande de los banquillos por trofeos igualó ayer al primero de los clubes en el palmarés, el Real Madrid. Y lo hizo desde la estabilidad que le dan el Panathinaikos, doce temporadas en el banquillo, y un grupo de jugadores sólidos, que han sabido crecer bajo su férreo mando. Son Batiste, Fotsis, Tsartsaris y, por supuesto, Diamantidis, 3D. Tanto ha crecido el base, que ha conseguido por primera vez en la historia de la Euroliga el premio al mejor jugador del año y el MVP de la final, además del de mejor defensor. Él acabó con el Barça en cuartos y ayer mandó en la final, aunque no fue el único. Recordemos cuando el Maccabi apretaba en todo el campo para intentar el milagro, la remontada: 64-69. Asistencia redonda de 3D a Batiste, imparable casi siempre en la continuación, y robo de guante blanco en la siguiente acción.

Los doce puntos de Eidson en los 15 primeros minutos habían lanzado al Maccabi (36-35), pero el Panathinaikos dio con la tecla. Apareció Nicholas atrás y adelante (14 puntos), y Sato; y Eidson se ensombreció. No había respuesta, sólo orgullo. Sexta corona para el Panathinaikos, que iguala con seis al CSKA.