Un mágico Kirksay lidera la heroicidad en Treviso

Eurocopa | Final Four | Benetton 63-Cajasol 75

Un mágico Kirksay lidera la heroicidad en Treviso

Un mágico Kirksay lidera la heroicidad en Treviso

rodolfo molina

El Cajasol jugará esta noche (20:45, Eurosport y Canal 2 Andalucía) el partido más importante de su historia. En la final de la Eurocopa le espera el Unics Kazan, el favorito en las quinielas. El que gane disputará la Euroliga la próxima temporada.

En un rincón del Palaverde, 300 camisetas azules lloran de emoción la mayor gesta del baloncesto sevillano en su historia. Una heroicidad en una cancha mágica, con rango en Europa, convirtió al Cajasol en finalista de la Eurocopa. Lo hizo contra pronóstico, con un partido maravilloso que Plaza manejó con maestría. Con un base checo educado en San Pablo que crece geométricamente, Satoransky, con un pívot estadounidense que es bisonte en ataque, Davis, y con un viejo capitán, Kirksay,­ que regaló 300 cintas con su dorsal y sus iniciales y que jugó como los ángeles. Seguramente, el mejor partido de su carrera. Kirksay­ confesó horas antes que no sabía qué discurso dar en el vestuario, que llevaba dos días sin dormir. Pero el mejor speech de un deportista es su juego.

El Palaverde asistió atónito al acontecimiento. Llovieron botellas de agua y alguna cerveza. Nadie lo esperaba en Treviso. Para el Benetton era un torneo de supervivencia. La firma deja el patrocinio. Sólo ganar (la plaza de Euroliga para el campeón) le daba estabilidad. Y mientras Repesa pensaba en la final con el temible Unics, Plaza le había preparado una emboscada.

Bulleri.

El Cajasol jugó intenso y decidido en defensa, convirtió cada ataque de la Benetton en un sufrimiento. Katelynas anotó la primera canasta a los dos segundos y el Caja ya nunca dejó de estar por delante. Ayudado por la dirección de Satoransky y el acierto de Davis y Katelynas, creció hasta el 26-41. Y si no mató el partido entonces es porque le entró vértigo. Igual que en el tercer cuarto, cuando alcanzó un 40-55 después de una técnica de Repesa, que vio naufragar a su estrella, Devin Smith, y a dos promesas como Motiejunas y Gentile (hijo del mítico Ferdinando). Sólo Bulleri sacó el orgullo. El Kop del Palaverde explotó. 50-56. Pero ahí se paró. Salió el padre Kirksay a terminar su lección. Dirigió, hizo dos triples y alzó su dedo al cielo señalando a los 300 hinchas emocionados. Toca Kazan. Le espera la Copa. Y la historia.