José Luis Sáez
"Las españolas están hechas de otra pasta"
La Federación cerró su década de éxitos (44 medallas) hablando de la primera de la Selección femenina en un Mundial. Seis meses después, las chicas dan otra alegría al baloncesto español. El Halcón Avenida, con ocho nacionales en su plantilla, ganó el pasado domingo la Euroliga.
¿Cómo valora el título conseguido por el Avenida?
Lo que ha hecho es muy reseñable. Es un club que viene de la base, en una ciudad media y que en Ekaterimburgo disputaba su segunda Final Four. Además, han vencido a los presupuestos rusos. Creo que el trabajo está bien hecho porque todas tienen claro su rol. Por ejemplo, me sorprende mucho el papel de Isa Sánchez. Sin un minuto, estuvo haciendo vestuario.
La Final Four ya era un éxito porque era la primera vez que se clasificaban dos españoles.
Sí, además. Todos pensábamos que era una ocasión única para conseguir el título. Nos apoyábamos más que en la fe, que en la lógica. El presupuesto del Ekaterimburgo ronda los diez millones, el del Spartak, cinco y el Avenida se queda en 1,4. Con este título queda claro que las jugadoras españolas están hechas de otra pasta porque rompen con toda lógica.
Se dice que la Selección es un equipo de guerreras, el Avenida, con ocho nacionales, no podía ser la excepción.
Son guerreras, humildes, tienen capacidad de sacrificio, humildad y en ellas impera el trabajo en equipo. En España, la mayoría tienen contrato de un año. Podría primar lo individual, el hacer mis números para conseguir un contrato, pero en el Avenida lo que detectas es que todo el talento va al saco del equipo. Es la lección. Las individualidades, te llames EE UU o Ekaterimburgo, no van a ningún lado.
Y la MVP fue para una española, Torrens. ¿Cree qué será la mejor de todos los tiempos?
Alba es futuro y presente. Es una jugadora con un estilo muy típico aquí, el estilo Navarro. Gente descarada, a la que no le tiembla el pulso, que puede asumir una responsabilidad. Con eso se nace. Yo vi a Alba debutar como titular en unos Juegos con 18 años y lo primero que hizo fue marcarse un triple. Eso te da el carácter de alguien. Y tampoco le falta compromiso. En 2009 ganó una medalla sénior y decidió ir a jugar con la Sub-20 para ayudar a sus compañeras a ganar otra. Sólo espero que siga su desarrollo juegue donde juegue.
Siempre tuvo una debilidad por el baloncesto femenino. Incluso entrenó a un equipo.
El cariño que recibes de los equipos femeninos por algo, que debería ser normal, es enorme. Siempre he intentado que estén a gusto, que sientan que no son segundas páginas, que están dentro de la portada. Eso ha hecho que exista una empatía muy grande entre las jugadoras y yo.
¿Cómo se trabaja desde la Federación para obtener estos resultados?
Nosotros tenemos un programa de detención de talentos desde pequeños. En el Campeonato de MiniBasket descubrimos ya jugadoras. Hay Federaciones que comienzan esta detección a partir de los 15; nosotros las seguimos en el aspecto físico, técnico y médico mucho antes. Así es más fácil trabajar y dar pautas. Además, hemos creado competiciones para ayudar a la formación. La Liga Femenina 2 me parece un acierto y te lo dice alguien que tenía sus dudas.
Pero entrenadoras hay pocas. ¿Qué es lo que pasa?
Eso va con el país. Lo que me gustaría es recordar el escenario previo a mi entrada en la Federación. Hoy en todas las Selecciones hay mujeres trabajando y antes, no. Ahora hay médicos, fisioterapeutas, delegadas...
¿Llegará una generación, como pasó con los Júniors de Oro, para hacerle sombra a Australia y a EE UU?
Es muy complicado porque ellas tienen más potencial por número de habitantes y estructura física. Son gente que se ha acostumbrado a ganar, pero también creo que hay que tener confianza en nuestras jugadoras. Por ejemplo, cuando se le da confianza a Silvia Domínguez puede competir con Sue Bird. Debemos arriesgarnos para que vayan entrando jugadoras. A los pasados Juegos llevamos tres niñas de 18 años y ahora una de ellas es la MVP.
El relevo de las Amayas, Elisas, ¿está asegurado?
Creo que, con tranquilidad y sin ponerle nombres a unas y a otras, sus plazas estarán cubiertas. Es ley de vida. Vienen jugadoras pisando fuerte como Marta Xargay y Laura Gil. No se cortan un pelo y ese descaro y ese hambre, a nosotros nos va a ayudar en el futuro.
En 2009 el oro europeo masculino estaba en Polonia, este verano, el segundo título femenino también puede estar allí.
Creo que en los grandes torneos, lo bueno que han tenido las chicas es que han ido partido a partido. Hay que aspirar a lo máximo, pero siendo realistas y sabiendo que Rusia, Francia y Bielorrusia son potencias. En lo que no nos va a ganar nadie va a ser en equipo. Desearía tener la alegría de volver a subir a un podio europeo. Además, nos jugamos la clasificación para los Juegos, donde sólo va directo el campeón. El resto deben jugar un Preolímpico.
¿Ha hablado con Lyttle?
Sí, lo he hecho y puedo asegurar que Sancho tiene todas las ganas se estar con nosotros.
A nivel mediático, el baloncesto femenino saca la cabeza sólo con éxitos. ¿Cómo se podría vender mejor el producto?
Los clubes deben tener un Departamento de Comunicación porque, más allá de la competición, el baloncesto tienen muchas historias. Ahí está el reto.
La repercusión del título fue buena, ¿qué se puede hacer para generalizar esto?
Eso es lo que se necesita ahora, que el baloncesto femenino llene páginas y tenga espacio en radio y televisión. No sé cuánto tiempo va a tardar, pero espero que poco. Ése es uno de los proyectos principales de la FEB: trabajar para seguir siendo líderes en licencias. Yo he dicho siempre que debemos abandonar el discurso de victimismo para pasar a la acción con hechos, competiciones, actividades, planes sociales... Y en esa línea una parte importante es la mujer.
¿Qué programas sociales?
Ahora vamos a iniciar uno, junto a la Fundación Banesto, para la incorporación a empresas una vez retiradas. Nuestra preocupación no está sólo en el juego. Me gusta mucho una cosa que me dice siempre Amaya (Valdemoro) 'a nosotras nos tratas igual que a los chicos' y yo siempre le respondo '¿por qué no?'. Hay que llegar a la máxima igualdad y sabemos que es difícil su incorporación al trabajo. Ahora iniciamos un camino y, si triunfa, queremos que en cuatro años, todas las jugadoras puedan adherirse a este programa.