lagun aro 78 - real madrid 88 | acb
Molin, imbatido por los pelos
Un Real Madrid que dejó una galería infinita de dudas forzó la prórroga con un triple heroico de Llull y sentenció en el tiempo extra a un Lagun Aro desfondado. Superlativo partido de Panko.
Lele Molin suma dos victorias en dos partidos. Los voluntaristas tienen ahí el dato y el hecho de que el equipo ha frenado la caída en barrena, al menos en cuanto a resultados y no sin cierta ayuda del calendario y la suerte. Pero el par de triunfos suponen un parche necesario a partir del que quizá el equipo se reagrupe por fin en virtud de lo que dicen que pondrá Molin y no ponía Messina: calma, confianza, tempo, sonrisas.
Más allá de eso haría mal el Real Madrid en presumir de un triunfo como este. Tuvo que ganar en la prórroga lo que había perdido varias veces en el tiempo reglamentario. Tuvo ventajas que pudieron ser decisivas y las desperdició todas para llegar al último minuto en 76-73 tras una galería de ataques horrendos fiados al 'Llull-sistema'. En el último ataque apareció otra vez el menorquín con un triple épico para el empate. El menorquín y la citada suerte: el balón no llegó a sus manos vía pizarra, lo hizo en un rebote largo tras dos malas acciones del Madrid ante un Lagun Aro que no supo amarrar el partido y que perdió su último balón y concedió el tiro ganador a un Real Madrid que no hizo demasiado apaño con cuatro segundos: un mundo. Prórroga y 2-12. Lagun Aro, desfondado y descreído tras tenerlo en las manos, sólo anotó dos tiros libres. El Real Madrid hizo cosas lógicas pero inéditas hasta entonces: un par de canastas de Tomic (las únicas), siete puntos seguidos de Suárez.
El partido acabó intenso y el Real Madrid puede protestar el reparto de faltas igual que el Lagun Aro puede protestar el criterio en las acciones críticas. El equipo de Laso vivió de su esfuerzo defensivo y de su paciencia en ataque con Salgado al mando y una batería de tiros libres en la que sobresalió Baron (10/10). 33 veces fue a la línea Lagun Aro por 13 del Real Madrid (ocho en el primer cuarto, cinco en el resto del partido: muchos malos ataques). Lagun Aro vivió de eso y de Panko, claro. Si el Real Madrid conocía el peligro de Panko lo disimuló de fábula. Sus 12 puntos en el primer cuarto tampoco dieron pistas a la defensa de Molin, que acompañó a un jugador en estado de gracia que casi gana el partido sólo: 31 puntos, porcentajes tremendos, 8 rebotes, 12 faltas provocadas y 41 de valoración. Titánico, demasiado para una defensa rival que no encontró ajuste posible a su variedad de recursos.
El Real Madrid fue un equipo confuso, racheado. Tuvo buenos momentos, el mejor en el segundo cuarto y a ritmo más alto para llegar a un 25-36 que amenazó con romper el partido. Pero de ahí al descanso (quedaban seis minutos y medio) vivió de un triple de Prigioni y nada más: una tonelada de ataques pésimos y un torrente de personales que tuvieron a Lagun Aro en la línea de tiros libres de forma perpetua y que revivieron el partido (35-39 al descanso). El segundo tiempo también amenazó escapada (39-48, 48-55...). Pero Lagun Aro hizo la goma con un esfuerzo admirable y el Real Madrid fue incapaz de ser regular, constante. La aprensión le consumió en un último cuarto horripilante (los peores minutos de Prigioni) y sólo acciones aisladas de Mirotic y sobre todo Llull (triple final incluido) evitaron una derrota catastrófica. Sólo eso. Ni los sistemas ni un juego colectivo que sólo existió entre el final del primer cuarto y el arranque del segundo y en la prórroga.
Velickovic tuvo los primeros minutos con Molin y puso más intención que acierto, como un Felipe Reyes que sigue a años luz de lo que podría ser o quizá de lo que fue: 5 de valoración, 6 puntos y 6 rebotes con 3 pérdidas y 3/8 en tiros. Tucker también anda bajo mínimos, Tomic no apareció hasta la prórroga (dos canastas, un tapón), Begic aplaudió en el banquillo y Sergio concentró su aportación en el espejismo del segundo cuarto. A Fischer le crucificaron sus compañeros con pases ardiendo que le obligaban a tiros forzados y fuera de posición en últimos segundos de posesión: ataques horribles en cuanto al equipo le falló la metralla exterior (4/6 en triples en el primer cuarto, 11/26 total). Así que tiró el Madrid de las apariciones y desapariciones de Prigioni y de los destellos de Mirotic (15+6) y sobre todo Llull, que salvó los muebles (21 puntos, 4 triples) en su terreno, el de la épica. Molin sigue invicto y gana margen de trabajo. El futuro hablará. El presente, si el termómetro es el partido de San Sebastián, no invita a sacar pecho.