Baloncesto | La intrahistoria
En la plantilla no sentó bien la indisciplina de Prigioni
"El nivel de división había llegado a un nivel bastante peligroso", confesaba ayer en su despedida Messina. Y así era. A algunos en la plantilla les pareció mal que Messina no fuera más duro con Prigioni. En el derbi ante Estudiantes (30 de septiembre), el técnico sustituía al base tras una jugada en la que no había defendido una penetración de Granger, que terminaba con un mate de Asselin. El base comenzó a protestar desde el banquillo. Eso no le sentó bien a Messina que le recriminó su actitud. Pero no hubo más represalias y en ese momento comenzó a perder un poco las riendas del vestuario. Otro de los puntos candentes en la relación del técnico con la plantilla fue Garbajosa. Messina le dio de baja para incluir a Begic en enero y fue la gota que colmó el vaso.
El técnico se va, pero lo hace sin cobrar finiquito. Su sustituto, Emanuele Molin, en cambio, dijo que él no había dimitido y que si se iba, le deberían pagar. Y eso no le iba a salir barato al Madrid (alrededor de 1,2 millones).
A Messina se le fichó para que salvara el baloncesto, pero no llegó a tener una relación estrecha con Florentino Pérez. La prueba se vio en la final de la Copa, donde el técnico se fundió en un cálido abrazo con Rosell mientras al dirigente blanco le daba la mano. Messina no tenía hilo directo con el presidente. Sí con un colaborador cercano a él, con el que comía todas las semanas y que servía de nexo de unión entre ambas partes.