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Copa del Rey | Caja Laboral 76-B. Bilbao 74

Un gran Vasileiadis no fue suficiente para el Bilbao

Huertas inclinó al final la balanza del lado del Caja Laboral

Alfonso Herrán
<b>MACHACANDO. </b>Barac ejecuta un mate decisivo tras una gran asistencia de Marcelinho Huertas.
MACHACANDO. Barac ejecuta un mate decisivo tras una gran asistencia de Marcelinho Huertas.felipe sevillano

Ni siquiera un tirador tocado por los dioses con la cresta en alto a lo gremlin logró abatir la leyenda del Baskonia en las Copas. Vasileiadis, indiscutible MVP del torneo madrileño ayer hasta que el Bizkaia fue noqueado, estuvo dando sablazos toda la tarde con lanzamientos de todos los colores, que hicieron palidecer a Ivanovic. Pero en esa ruleta rusa, uno de los disparos dio en el pie al alero griego. Con 68-69 para el Bilbao y 1:59 por desarrollar, el propio Kostas armó otro perdigonazo imposible que se tragó el aro. Los colegiados lo invalidaron por pisar la línea de banda (habrá reclamación). Ya nada fue igual. El rival tomó aliento y decidió el cara o cruz.

El Bizkaia se indignó por esa jugada, hasta el punto que Kostas desveló que un árbitro le confesó en vestuarios que se había equivocado al pensar que pisaba la raya larga. En todo caso, tres intentos ha tenido el Bilbao para abatir al cuadro vitoriano en Copa. Tres derbis como tres soles, siempre bajo la batuta baskonista. Le hará falta alguno más. El Caja Laboral evitó la revancha a duras penas, pero desde la agonía sacó su martillo de las grandes ocasiones al final.

Tras una primera parte vibrante, llevada a fuego, el Bizkaia­ salió del descanso atolondrado. Y aunque este Caja Laboral no está en su mejor versión, paró el ritmo para elegir mejor las opciones de ataque y esperar el fallo del rival. El 55-40 parecía una sentencia.

La ley de Kostas.

Decidido a revolucionar el cotarro con sus mejores alborotadores, Katsikaris dio cuerda a Vasileiadis y mandó a Jackson encender todas las bombas posibles. Una supercanasta del griego desde cancha propia al final del tercer cuarto puso a los bilbaínos camino de la fe para remontar: 58-51. Pero el hechizo griego se topó con Huertas y Barac.