Baloncesto | Mundial Femenino | España 77 - Bielorrusia 68
Guerreras de bronce
La Selección consiguió su primera medalla mundial
Fue un bronce que sabe a oro y que reafirma a una generación de guerreras. "Algunas veces hemos rendido por encima de nuestras posibilidades", confesaba Amaya Valdemoro antes de embarcar en Barajas en un sueño que terminaba con final feliz.
En la República Checa la Selección partía como la cuarta favorita, pero reventó todas las predicciones: se paseó en la primera fase, en la segunda sólo se estrelló ante la Rusia de Hammon y cuando tuvo el agua al cuello en cuartos, consiguió hacer valer la seña de identidad de este equipo: la casta, que ya las había subido al podio europeo esta década en cinco ocasiones (cuatro bronces y una plata).
Pero Europa se quedaba pequeña para un proyecto que traspasaba fronteras con la nacionalización de Sancho Lyttle. Los antecedentes, al menos, prometían algo histórico. El verano pasado las secciones femeninas de la Federación arrasaron donde fueron (cinco medallas en cinco campeonatos con dos oros, dos platas y un bronce) y auguraban algún éxito intercontinental: la Sub-19 consiguió la primera medalla en un Mundial, que fue una plata.
Sonaba a la misma canción de los júnior de oro, que en Lisboa 99 inauguraban un casillero que años después también estrenaban en séniors con el oro de Saitama. No hubo que esperar tanto tiempo y España se despidió de Chequia, un año después, con la primera medalla de su historia.
Para lograrlo, la Selección volvió a bajar del podio a Bielorrusia -ya lo hizo el año pasado en el Europeo de Letonia también en la final de consolación- y lo consiguió casi sin despeinarse y con Lyttle sobrevolando Chequia. Vuelve a España con un bronce, su inclusión en el quinteto ideal y con un deseo: "Ya estoy pensando en el tiempo que queda para que nos volvamos a juntar el año próximo para luchar por un nuevo éxito". Ése no es otro que el oro europeo.