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acb | estudiantes 79 - real madrid 84

La diferencia fue Carlos Suárez

Intenso derbi que honró el regreso al Palacio de los Deportes. El Real Madrid ganó y evitó entrar en la UVI. Llull y sobre todo Carlos Suárez, determinantes. Estudiantes, que mandó en el primer tiempo, peleó hasta el final. El Real Madrid, irregular.

<strong>SUÁREZ, ESTELAR.</strong>
SUÁREZ, ESTELAR.

29 de valoración. 21 puntos. 4/7 en triples. 5 rebotes. 3 asistencias. Sólo una de las 23 faltas personales cometidas por su equipo. Son los números de Carlos Suárez, el hombre del verano y el hombre del primer partido de la ACB 2010/11. Los que querían justificar de primeras su cambio de barrio en la capital, ya pueden hacerlo. Quienes no entendieron su exclusión a última hora de la selección, pueden tirarse de los pelos. Para Estudiantes fue cruel caer ajusticiado por el último producto que se ha pasado al blanco (tres, nada menos, en el quinteto inicial: Sergio, Suárez, Felipe). Para el Real Madrid fue una bendición. Los números dicen que con el alero de Aranjuez enfundado en su antigua camiseta el resultado hubiera sido otro. Las sensaciones, también.

Ganó el Real Madrid, sobrevivió a territorio hostil en momento peliagudo y puso broche de oro al regreso al Palacio de los Deportes (y al torneo de la Comunidad de Madrid, que el partido era multiusos). Evitó entrar en la UVI y se ganó un respiro para calmar los nervios. Esas son las buenas noticias. Las malas, que el juego sigue dejando dudas y que al equipo le cuesta horrores jugar al baloncesto como Dios manda. O más bien como Ettore Messina manda. Un brillante tercer cuarto (13-23) asfaltó la victoria. El resto fue irregular y confuso. Arranque de más a menos, pésimo segundo parcial y falta de jerarquía para cerrar el partido sin temblores nerviosos en la recta final. Y todo ante un Estudiantes mucho más limitado pero que nunca se rinde porque va en su ADN y porque ganó por conceptos e intensidad el primer tiempo y sobrevivió en el segundo con la ayuda de un rival generoso que casi le amarga el cumpleaños a Messina.

El italiano buscó compañía para soplar las 51 velas de la tarta. Envió mensajes o simplemente fue práctico, pero la disfunción de la rotación del Real Madrid volvió a ser escandalosa. Sin Tomic, lesionado, el triunfo se basó en Suárez, Llull (12 puntos, 5 rebotes, 4 asistencias) y Felipe (14+5). 33 minutos de los dos primeros, 23 del ala-pívot, limitado por las faltas en el primer tiempo. Con ellos y unos secundarios escogidos (Garbajosa, Fischer, Tucker...) le bastó pero no le sobró nada al Real Madrid. Buenas noticias para hoy, quizá malas para mañana. Ese tercer cuarto, en el que el equipo por fin defendió, cerró el rebote y atacó con cierto criterio, lo jugó entero un Llull de repente base, otra vez. Suárez también, y anotó 12 puntos. Prigioni y Velickovic (ni de '3' ni de '4'...) no jugaron en el segundo tiempo: 11 minutos y 5 de valoración entre los dos. Sergio Rodríguez desapareció tras un buen inicio (9 puntos de salida, 11 totales) y vio los mejores minutos del equipo desde el banquillo. Messina, consumido por la falta de actitud defensiva, optó por aquellos que sí le daban lo que pedía. Jugó Vidal y jugó mucho Tucker, que al menos puso interés aunque se olvidó de afinar el punto de mira (3/10). Sin Tomic, Fischer cumplió atrás (8 rebotes, 2 tapones) pero evidenció que es un jugador de rol y que no tiene movimientos para ejercer de referencia en el poste. Total: muchos problemas en ataque estático, muchos rebotes de ataque concedidos en el primer tiempo y mucho sufrimiento. Y finalmente 29 de valoración de Suárez y la intensidad de Llull y Felipe. Suficiente pan para hoy. Mañana será otro día.

Estudiantes nunca se rinde

El equipo de Casimiro se exprimió como siempre y llegó a zarandear al Real Madrid en el segundo cuarto (42-31, minuto 18) a base de intensidad, buena circulación de balón, triples y aportación estajanovista de Asselin y la vieja guardia: Jasen y sobre todo Germán Gabriel (16 puntos, 6 rebotes, 4 asistencias: 24 de valoración). Después llegó el tercer cuarto, la cuarta falta de Asselin, atasco en hora punta en ataque (los mejores minutos defensivos del Real Madrid) y un parcial de 1-13. A remolque, Casimiro encontró soluciones y Estudiantes sobrevivió ayudado por la irrupción de Sergio Sánchez y la falta de calma y criterio del Real Madrid, que se disparó en el pie hasta permitir un 72-72 dentro de los últimos tres minutos (parcial de 7-0) y un 76-78 en la recta final y a pesar de dos triples letales de Sergio y Llull. Entonces Felipe embolsó un rebote de ataque y anotó (76-80) para dar paso a un esperpento final en el que Estudiantes falló tiros libres para acercarse al límite y el Real Madrid firmó un 1/6 desde la línea para permitir cábalas hasta las dos o tres últimas jugadas.

La victoria (más allá del torneo de la CAM y su calendario-chapuza) vale mucho para el Real Madrid si la convierte en un punto de partida para crecer como equipo y no en justificación de la que colgarse para huir del conato de crisis de identidad en el que le sumió, tan pronto, la Supercopa. El equipo tiene valores seguros pero necesita pluralidad, más opciones, más reparto y optimización de roles. Lo contrario llevará al sufrimiento y seguramente a la frustración cuando se repartan las cartas de los títulos, la baraja que da y quita razones de forma definitiva. Para Estudiantes queda la pelea y la frustración: Si Carlos Suárez no hubiera cambiado de camiseta...