Baloncesto - Supercopa | Regal Barça 89 - Real Madrid 55
Hombres contra niños
El Barça humilló al Madrid de 34, su triunfo más amplio en un clásico. Real Madrid-Baskonia: Euroliga
La última vez que miré la estadística antes de dedicarme a escribir, el Barça a dejarse llevar y el Madrid al maquillaje (escaso), el resultado era 74-34 y la valoración marcaba un 102 a 9 favorable a los azulgrana que ni siquiera hacía honor a la humillación que se estaba viviendo en el Buesa Arena. Messina, con cara de entierro, aguantaba que la grada alternara cánticos pidiendo su dimisión con rimas burlescas y olés al Barça. La madre de todos los ridículos, vamos.
Que el Barça es un rodillo ya se sabía, las dudas estaban en qué nivel mostraría este nuevo Madrid. Decir que le queda mucho trabajo por hacer es como decir que en el polo norte hace fresquito. Entendiendo que acaba de empezar, digamos que le queda mucho trabajo por hacer para ser competitivo. Para competir de tú a tú con los de Xavi Pascual le queda una tarea que convierte lo de los doce trabajos de Hércules en un fin de semana en un balneario.
El Barça dejó las cosas claras nada más salir. Primero Navarro, que tardó 20 segundos en demostrar que por él pueden poner la línea de triples otro medio metro más atrás. La cosa debió picar a Morris, que enlazó cinco triples sin fallo. Y hasta a Ricky, que pulverizó cualquier maledicencia tras su anecdótica suplencia, con un partido fantástico con un 3 de 5 desde el 6,75 como guinda.
Mientras tanto, el Madrid se autodestruía con un Llull totalmente desbocado a la cabeza. Si Messina hubiera tenido un mando a distancia para el menorquín habría pulsado el off a los 5 minutos. Aunque el técnico italiano tampoco colaboró, con una caótica vorágine de cambios y entre pocas y ninguna solución cuando el Barça pisó el acelerador durante el final del primer cuarto y el principio del segundo. Cabía esperar tras siete derrotas en ocho partidos la pasada temporada, dos de ellas de paliza, que hubiera encontrado alguna fórmula para, al menos, frenar la avalancha blaugrana. Pero no.
Con la segunda unidad, nada cambió. Es evidente que los suplentes del Barça serían los máximos aspirantes a pelearle la liga a los titulares si se escindieran. De los del Madrid, con los cuatro fichajes al frente, sólo dejó buenas sensaciones Tucker, una de cuyas rachas marca de la casa permitió a los blancos irse al descanso sólo 16 abajo. Los demás poca cosa: Sergio Rodríguez aturullado, Suárez desaparecido y Fischer técnicamente limitado.
Paliza.
El tercer cuarto fueron los 10 minutos más largos que la hinchada madridista recordará. Un parcial de 31-8 con Ricky en plan superestrella, alley-oops, abuso en el rebote y la sensación de que se enfrentaban hombres contra niños. Por fortuna para Messina y el futuro de su proyecto, el Barça decidió parar cuando iba 40 arriba, quedaban once minutos y ninguna diferencia parecía inalcanzable. Pensaba en la final de esta Supercopa, que jugará hoy contra el Power Electronics Valencia (19:00, Teledeporte). El Madrid, mientras, sólo pensaba en desaparecer. Aunque puede ser optimista: desde aquí sólo puede mejorar. Supongo.